En un jueves
de noviembre, frío, entre despejado y nubloso, 10 conmilitones nos hemos
reunido en el comedor pequeño del Club Mirasierra, alrededor de la mesa
redonda, para celebrar nuestra comida mensual.
Y, hay que
decirlo, aunque todo ha sido como siempre, quizá por el ambiente, especialmente
tranquilo, reflexivo y cordial, el día ha tenido mucho de mágico y, sin duda
alguna, peculiar.
La conversación,
¡solo una en toda la mesa!, ha discurrido por derroteros extraños, ligeros a
veces y profundos otros. Y ¡qué curioso! con la presencia, hoy muy intensa, de los
compañeros ausentes, los que se fueron: Jesús, los dos Santiago; Luis y Luis
Fernando; los dos Javier, Carlos, y todos los demás; y los que, por las goteras,
todos las compartimos, Ignacio, Ramiro, Antonio, Eduardo y Fernando, no han
podido venir.
Y, aunque de
nietos no hemos hablado y de religión, salvo el recuerdo la Iglesia grande
de Areneros, ¡sigue igual!, nada, ha sido inevitable comentar el desastre del
socialismo; el devenir de la política mundial, Milei, Bukele y Trump, y el de
la nuestra, con el doctor Sánchez y los demás.
El cambio
climático, siempre lo ha habido; la inteligencia artificial, varios la usamos
ya; los avances en la fusión nuclear; y la posibilidad de vivir 200 años, ¡nadie
los quiere!; son temas que “se colaron” entre los anteriores
Bien es
verdad que el tema que ha sobrevolado toda la comida y el central de
la sobremesa, ha sido el cúmulo de desastres que ha dejado la gota fría en el
levante español. Tratar sobre la magnitud de la tragedia ha despertado el saber, mucho, y la
experiencia, triste, de quienes, en el grupo, ¡ingenieros y arquitectos!, conocen
muy bien los peligros que tiene olvidar el poder de la naturaleza, y lo peor, la resistencia de
los políticos, de las gentes también, a poner los medios para evitar consecuencias
terribles de las inundaciones, el
despertar de los volcanes, o los devastadores maremotos.
Y, a las
preguntas, retóricas sin duda, de alguien en la mesa: ¿Se reconstruirán, ahora,
en el mismo lugar, las casas, los barrios enteros, que han sido destruidos por las
riadas? ¿Se tomarán medidas para evitar que las lluvias del futuro o la furia
del mar se lleven, en mil lugares de España, vidas y haciendas, por estar plantadas
en torrenteras o muy cerca de las playas?; el resto de los comensales dieron, todos, las mismas respuestas: Sí, se reconstruirán en los mismos lugares;
no, no se tomarán las medidas suficientes para evitar futuras desgracias.
Además, por
cuanto lo anterior tiene de picaresca y corrupción, se ha comentado la
actualidad del libro sobre fraudes que José Luis SFV publicó hace unos meses y,
también la escasa honestidad y competencia de nuestros políticos, ¡nadie capaz
puede y quiere entrar en política!, comparados con los que gobernaban en
nuestra juventud.
Finalmente,
omitiendo otros muchos temas tratados en la larguísima comida, y sin
olvidar la calidad de los embutidos del
tesorero y los chocolates de Gurri, para terminar esta crónica, reseñamos un
momento especial: a media tarde, casi terminada la botella de aguardiente añejo,
muy, muy añejo, traída por Gaspar desde el
sótano más profundo de su casa de Villanueva, el más serio y sensato de los conmilitones,
se puso en pie, dio dos gritos, más bien aullidos, y ante la más absoluta
estupefacción de todos los sorprendidos conmilitones, volvió a aullar: Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i
sbecian? Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian? Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi
i sbecian? Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian?, y una vez
hubo terminado, en medio de un profundísimo
silencio, se sentó de nuevo, bebió un
vaso de agua y se calló.
Mucho después,
pasadas las ocho de la tarde, cuando los últimos comensales estaban saliendo del
Club Mirasierra, el flipado que había aullado, aclaró: mi grito ha sido ha sido el de ánimo que usan los
hooligans del equipo irlandés de rugby en el torneo de las 6 naciones, que es
lo único que recuerdan del idioma gaélico de cuando se lo enseñaron en primaria,
y que, en español quiere decir “Señorita, me permite ir
al cuarto de baño a hacer pis”
Notas:
- Que se sepa: las reuniones, interesantísimas, de los jueves en las salas virtuales de Fernando y de Ramiro se siguen manteniendo con absoluta regularidad.
- Las fotografías que adornan esta crónica, salvo algunas de Pedro el Joven, son de Gaspar.
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