Hoy, en un precioso día del verano que termina, catorce
conmilitones hemos ocupado la gran mesa de la carpa ajardinada del Club
Mirasierra para celebrar la comida del segundo jueves de cada mes.
Y sí, quizá porque, para los viejos, volver a la rutina es
un respiro; acaso, porque comprobar que seguimos estando todos da tranquilidad;
o, hasta es posible que, porque durante unas horas somos libres de toda
autoridad; la comida de septiembre ha sido muy, muy especial.
Bien es verdad que algunos no han venido: Fernando, porque su
dueña prefiere estar hoy en Marbella; Ramiro, ¡ay Ramiro!, porque eso de
alegrar los ojos en la playa es un gozo sin igual; Jorge porque más allá del vestíbulo, lo dice el superior, ¡no se cansa de mandar!, no puede
pasar; Antonio porque el invierno de Burgos es frio, los rusos son eso, rusos, y antes de
volver a casa, también en Marbella, se
tiene que calentar; Gaspar, el marido de doña Inés, porque lo de salir de la
Castilla profunda, siendo aún verano, no
lo puede soñar; y del resto de los que no han venido, Livinio, Tomás, Juan
Tomás ¡qué tío!, y los demás, mejor es no hablar…
Sí, porque hay distraídos, hay que repetirlo, la comida de
septiembre ha sido muy especial: Vicente está, al menos lo parece, luego de los
arreglos, ¡menos mal!, casi repuesto del todo y su presencia nos ha llenado de
alegría. José Miguel, pasados años, ha reaparecido y sigue igual: serio, docto,
delgado, algo de pelo blanco y casi guapo, sí, es un muy digno primo de Antonio,
ese señor tan grande que ha ido a Nueva York para que los nietos, también
sonriendo, le limpiasen las marcas que afeaban su cabeza.
Santiago, luego de lanzar por la boca fuego de dragón
indonesio, inasequible al desaliento, anunció su presencia en el homenaje que
dentro de unas semanas ofrecerá Tidore, allá en las Islas Molucas, a Juan Sebastián
Elcano.
Claro que, para adornar la buena noticia que nos regaló
Santiago, alguien, quizá cercano a las Altas Esferas, recitó los primeros
versos de José Enrique en su poema ...y la nave Victoria nos relata la
hazaña.
...Y
el aire se rompió
cortó
el silencio.
Las
voces de los muertos
se
escucharon
desde
el mar muy adentro.
Mis
maderas quebradas
anhelaban
las playas
de
las tierras lejanas
en
donde el sol habita.
……..
Versos que fueron acogidos y comentados, en el tiempo justo
y con la natural y áspera asertividad que caracteriza a los conmilitones, ¡en
algunas cosas son tremendos, tanto que este custodio jamás querría tener por
enemigo a ninguno de ellos!
Josemari, ¡qué hombre "el Josemari"!, en el momento cumbre de la
sobremesa, muy serio, impostando la voz, leyó su nuevo poema, Ya me tenéis
con vosotros, precioso, que ha escrito durante el verano, en El Puerto de
Santa María, quizá, o sin quizá, pensando en nosotros.
YA ME
TENÉIS CON VOSOTROS
Ya me
tenéis con vosotros,
Ya soy
vuestro, todo vuestro,
desde
mi voz gutural,
desde
mi mente infernal,
desde
mi alma inmortal
y mi
consciencia amoral,
hasta
mi profundo estro
Soy
vuestro y ya no soy mío,
forniqué
mi libertad,
perdí
mi libre albedrío
en
honor a la amistad.
Amistad
que, cada día
cambia
mi mentalidad
y mi
personalidad
de
triste mediocridad
en
apasionada orgía.
Ya me
tenéis con vosotros,
ya he
logrado sacudirme
el
yugo que me oprimía,
ya he
logrado arrancarme
las
flechas fatales, frías,
que
herían mi corazón
con
triste melancolía
Ya soy
vuestro. Todo vuestro,
vosotros
sois mi familia,
sois
mi futuro camino,
sois
mi luz y sois sino.
Y de
vulgar peregrino
que
vaga sin dirección,
me he
convertido en amigo
que
llama a vuestro postigo
buscando
consolación.
Y
puesto que ya no soy mío,
puesto
que soy todo vuestro,
acogedme,
consoladme,
dadme
vuestro amor,
¡¡¡besadme!!!
en
honor a esta amistad
que
cambia mi identidad
de
simple mediocridad
en
apasionada orgía de honrada sinceridad
Más tarde, sin pasar por alto el chirlo en la cabeza que luce Eduardo; los bastones que, por viejos, algunos lucimos; el informe que, a pesar del lumbago, hizo César sobre las bellezas que ha visto en sus viajes por España, ¡no para!; lo bien que ha sentado el verano a Gurri, ¡qué guapo está!; beber la sidra que ha traído Vicente de Hondarribia; interrogar a Antonio sobre los posibles cambios que vienen, esos que pueden teñir de negro su manto blanco, para la Orden de Malta; las sabias y medidas palabras de Diego y el Alabado sea el Señor con el que hizo presente nuestro pasado y, finalmente, asombrarnos todos por haber sobrevivido, sin demasiados traumas, a los Ejercicios de San Ignacio en el caserón, ¡tremenda obscuridad!, de Chamartín.
Y, muy avanzada la tarde, cuando la mayoría de los
conmilitones, se marcharon para cumplir
con la hora de llegar a casa, Pedro el
Joven, Josemari y los dos José Luis, prolongaron un rato largo la velada y,
entonces, entonces, como por magia, alrededor de la mesa volvieron a estar con
nosotros Ricardo y Luis con sus versos, tan bien trovados; Pablo en su casa
recién inaugurada; los dos Santiagos;
Luis Fernando en su Córdoba, tan bien contada, en fin, todos nuestros amigos que, aunque idos, no son fantasmas. Y hablamos del nuestros ayeres, del
presente, de cuando éramos niños, de los nietos y de sus mañanas; de la fortuna
de estar juntos, de lo gastados que estamos, de que con nuestras mujeres es mejor
rendirse de antemano; y de otras cosas, casi todas de menor importancia.
Así, sin darnos cuenta, estaba entrada la noche, y porque era muy tarde, los últimos conmilitones
nos levantamos de la mesa y dejamos el Club Mirasierra, para volver, después de
terminada la comida de este segundo jueves de septiembre de 2022, muy
contentos, a casa.
Notas:
- Javier asumió la dura labor de hacer de tesorero y lo hizo por una muy buena razón: el titular anda por el mundo, de bolos, con sellos, monedas, drones, o simples palabras, haciendo caja.
- Las reuniones en la sala virtual de Fernando mantienen su éxito semana tras semana.
- Las fotografías de la comida de hoy en el Club Mirasierra son de las altas Esferas y las de la reunión virtual son de Gaspar.
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