Escribe José Luís García Calleja
Tal como estaba previsto, se celebró la comida conmilitonera de agosto de 2022.
El día era muy caluroso tal como ocurre durante las últimas tres semanas, la asistencia escasa, seis conmilitones solitos en la gran terraza de reciente construcción, donde gracias a la instalación de pulverizadores y el apaño que hicimos de un ventilador de buen tamaño que allí había, al que orientamos hacia la mesa que ocupábamos, conseguimos un buen alivio a tanto calor.
Constituida la mesa, se inició, con dejación de los temas prohibidos (enfermedades, nietos y política) unas muy interesante y divertidas charlas sobre los males que nos aquejan y las gracias de los nietos. La política quedó para mejor ocasión.
De los males de los comensales a destacar que Eduardo G. está muy restablecido de los suyos y encantado de haberse dejado 12 kg en el camino. No tiene intención de recuperarlos, los kg no los males.
Como novedad, ya anunciada en la convocatoria, comimos a la carta que despachamos con tres lubinas y tres chuletones, todo correcto.
El tema coche fue extensamente tratado con acontecidos chuscos de Ramiro B. con la Guardia Civil, de Javier H. que tenía como objetivo apurar el tanque de gasolina hasta la extenuación y llegar al surtidor por inercia, y cosas así.
Ya en plan nostálgico se trató el tema de los tranvías y autobuses urbanos de antaño. En concreto del autobús nº 16 que, durante el PREU, hacía el viaje desde Moncloa hasta la entrada al colegio Chamartín. Aquí se levantó una discusión sobre su precio: unos, Pedro N. y César B. sostenían que era una peseta y José Luis G.C. que era de 3,60 pesetas. Ni siquiera internet pudo cerrar la discusión. Esperamos que Gurri sea capaz de aclararlo.
No estuvo mal el trato que le dimos a la tabla periódica. Entre todos recitamos sus elementos de arriba – abajo con notable acierto, lantánidos y actínidos aparte.
También se planteó cuál es el número de átomos que tiene el universo, ¡TOMA YA! Para que no os comáis el coco, os diré que muy aproximadamente son 1080 y eso sin saber el tamaño del universo, el número de galaxias, estrellas, planetas y otros cuerpos celestes que pululan por ahí. Partiendo del número de Avogadro está tirado.
Con estas cosas y otras de parecido interés pasamos algo más de tres horas encantados de habernos encontrado.
Javier H. tuvo que marcharse por un lío con la llave de su casa y como lo hizo antes de la sesión fotográfica, no salió en las fotos.
Hasta pronto.
Nota. Se adjuntan también las fotos de la comida virtual del mismo día, previa a la presencial del Club Mirasierra.
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