viernes, 15 de julio de 2022

DE LA COMIDA DEL 14 DE JULIO DE 2022

 

Pues sí, en lo más tórrido del estío madrileño, doce no muy sensatos conmilitones nos hemos reunido en el Club Mirasierra para celebrar la comida del mes de julio de 2022.

Y, es obligado decirlo, hemos pasado un calor de muerte, tanto que Antonio, deshidratado, sin terminar el postre, quizá porque hoy es 14 de julio, se ha despedido a la francesa y se ha marchado veloz a disfrutar la piscina de su amigo el notario. Los demás, pues bueno, agua, vino con gaseosa, mucho hielo y, seguro, sin ninguna dieta, adelgazando.

Bien es verdad que a pesar del calor, hacía tanto que ha sobrado parte del chorizo del tesorero, aunque despacio, se ha hablado largo de casi todo: que Madrid, con las obras, los turistas, el Orgullo y el calor, está imposible; de los lugares que, por aquello de la obediencia debida, van a visitar este verano los conmilitones,  Galicia, Asturias, la Castilla profunda, Cantabria, Cádiz, Málaga, Portugal, Nueva York y otros más, y eso sin contar los viajes que preparan algunos para cuando baje el calor y los turistas vuelvan a sus casas, es el caso de Ramiro, de César que nunca se pierde la comida de agosto, o Santiago que es  caso aparte.

Y sí, hoy Santiago ha estado hablador: la terminal de cruceros en Tidore, la eficiencia de las autoridades indonesias, las bondades, dudosas,  de la poligamia; la evolución de los precios en Europa y en Asia, los negocios que ahora van y los que mañana irán o no irán…y, porque en la mesa, estaban sentados tres ingenieros camineros, para disfrute de todos, también se ha hablado de pilotes, rozamientos, hormigones, proyectos, modificados, máquinas, ingenieros, operarios,  y otras de esas cosas.

Y, el custodio no recuerda quién, ha disertado sobre la pesca del pulpo, la producción de manteca de cacao, la operatividad de los drones y los sellos como inversión insegura, en el África ignorada, en la América profunda, en Cuenca y en Guadalajara.

Cómo no podía ser de otra manera, los que saben han discutido sobre los contactos que tenemos en el Vaticano y, con cierta resignación,  concluido que a más de recibir bendiciones, en este mundo sirven entre poco y nada.

Y de hockey, también se ha hablado de hockey, Javier ha recordado que los sticks se compraban en Todo, la maldad, cuando jugaban, del primo de Eduardo, hoy ha venido, contento y todavía goteroso;  lo bruto que era y la potencia del brazo de Asís golpeando la pelota, Antonio dice que en octubre lo traerá desde Burgos, en el maletero de su coche, a comer con nosotros; y por aquello de la fuerza, ha vuelto a estar en la mesa Ricardo, ¡siempre es bienvenido!, y con él  los compañeros, tan queridos, que están en el cielo.

Y, ¡cuántas Y!, de la miel de lujo que Pedro el Joven sigue recibiendo porque era amigo del descendiente de Blas de Lezo; del poder de las mujeres y, ese, aún  peor, que tienen las hijas; de las sabias palabras del Papa jesuita, tan arriesgadas, pidiendo a las suegras que cuando estén con sus nueras mantengan la boca cerrada; y de la nueva novela del custodio que, aunque fantástica, es dudoso que  algún conmilitón, más allá de la portada, llegue a leer.

Por supuesto, además de besos y abrazos, los de Josemari muy cariñosos; ruegos, vicarios de Fernando, pidiendo “prudencia”, hay 75 muertos diarios y lamentaciones por la ausencia de Gaspar, hubo más cosas, muchas más, pero, como siempre, porque la crónica ya es larga y la memoria del custodio corta, quedan olvidadas.

 

Nota:

Las fotografías de la comida proceden de las altas Esferas y, como bien se ve, no son de Gaspar.


 







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