viernes, 15 de enero de 2021

DE LA NO COMIDA DEL JUEVES 14 DE ENERO DE 2021

 


Con la resaca de la Santa, viendo por la ventana los restos de la nevada, calentitos en casa,  once conmilitones hemos disfrutado hoy la experiencia de tener, delante de los ordenadores, un largo recreo en el que ha habido tiempo para hablar como adultos, jugar como niños y, hasta un poco, comportarnos como viejos chinchones y agresivos.

Y, porque el Custodio, porque aprendió con el P. Sanz Escorial lo que debe y no debe ser escrito y, también como hacerlo, sin necesidad de apuntes, copia primero una barbarie, una de esas que suelta cuando quiere fregar a alguien   el Mazarrasa, que según dice tiene fechada y firmada en  2020, el año de la pandemia, y para Antonio el año de la ignominia:

 

LA COLONOSCOPIA DE ANTONIO ORIOL.

A nuestro amiguete Antonio

le han “dao” por la retaguardia.

Le han tocado el patrimonio

de su honor. La salvaguardia

de los más altos valores

que se guardan con esmero.

 

A nuestro amiguete Antonio

le han manipulao el trasero.

Un medicucho mulato,

cubano de Varadero,

se ha entretenido un buen rato

con su culo, todo entero.

 

Le dijeron que tenía

por eso de la prudencia,

que le hurgaran cierto día,

por donde dice la ciencia

que hay que atacar a conciencia.

 

Y a su culo sonrosado,

hasta ayer inmaculado,

le han sobado y profanado

traspasado y jorobado.

¡A su culo lo han violado!

 

Era una colonoscopia.

Eso dijeron al menos.

Y el pobre Antonio en la inopia.

Creyó en la colonoscopia,

como la cosa más propia.

Antonio es de los buenos. 

 

Pero el cubano se ha ido

creemos que a Varadero….

Nadie sabe cómo ha sido.

Y el culo del pobre Antonio

está como un pandemonio.

 

¡Le han hundido el patrimonio

guardado con tanto esmero!

¡Le han manipulao el trasero

a nuestro amiguete Antonio!

 

y, siguiendo con lo que como Custodio  decía antes de hablar del Mazarrasa, para evitar las críticas, escribo “lo de hoy” de la forma que lo hizo, en caso similar, al pasar el  Obispo Lorenzana de Sigüenza a Toledo de Arzobispo:

No me llamo Lorenzo sino Lorenzana

y haré en Toledo, como en Sigüenza,

 la que me dé la gana

(Se anota, por si acaso, que este dicho lo soltó, como de paso y  jugando a memorión, Fernando que es de Guadalajara, Josemari que es como es, o a traición otro conmilitón distraído). 

Pero, por quitar hierro a la cosa, seguiremos tratando de qué  se dijo en la reunión:

Fernando informa qué el virus está potente, que al parecer o es hermafrodita o se reproduce, a toda mecha, por fragmentación (el cómo se reproduce  lo digo yo). Qué el pico de la pandemia, esto ya es en  serio, llegará avanzado febrero, que a nosotros  nos vacunarán, parece, en marzo y que, mientras tanto, ¡prudencia!

Y, luego de la sabia y cuidada intervención de Fernando, Ramiro la lió: que si los efectos secundarios de la vacuna son un horror y qué Eduardo Junco (que porque los jueves tiene consulta, no se ha conectado en el zoom), además de las normales, hoy ha enviado una nueva información que habla de las vacunas como hijas de la conspiración.

Para añadir fuego a la cosa, alguien, quizá Gaspar, habló de los peligros de otras drogas y  sobre el ibuprofeno  también, enfatizó. 

Y, menos mal que Jorge, él es bueno, sacando de sus recuerdos un sucedido, para destensar el ambiente, habló:

Una familia, porque la madre, Margarita,  una señora de noventa años, estaba muy, muy malita, me llamó para que le diera la extremaunción, y allá fui yo. 

Con devoción, la buena señora, recibió los Santos Óleos y, muy tranquila, se adormiló.

Como es natural, al igual que toda la familia, pensé que ya le quedaba nada para irse con el Señor y comencé, hablando despacio y con mucho amor, a decirle a la señora: ¡Alégrate, Margarita!, ¡Ya estas cerca de la casa del Señor! ¡Qué bien vas a estar en la Casa del Señor! ¡Qué bien vas a estar en la Casa del Señor!, yo repetía y repetía, para animar a Margarita que seguía muy callada y parecía, casi o del todo, dormidita.

En esto, la señora Margarita abrió los ojos, me miró muy fijo y habló: “mire usted Padre Jorge, de verdad de verdad, como la casa de una, ninguna”

Distendido el ambiente, Antonio, no hay que dudarlo, se ha contagiado del notario, por aquello del final de la vida, por decirlo en cursi, sacó su lámpara, la frotó, y la eutanasia, cual genio salió.

Una olla de grillos, tanto que el Custodio porque solo escuchaba gritos y follón, se quitó los auriculares y, sin oír nada, observó: Ramiro parecía una fiera, Eduardo aún peor; por una vez en la vida, la sonrisa se borró del rostro del otro Antonio; Fernando pontificó y, hasta  Jorge, hablando gesticuló; y el Custodio, aún después de pasadas varias horas,  sabiendo que en este tema todos estamos de acuerdo (cuidados paliativos sí, eutanasia no), sigue sin entender el porqué de tanta algarabía.

Menos mal que Gaspar, al que todos, hay que decirlo, acompañamos en el sentimiento por la muerte de su hermano menor, tomando la palabra, declamó:

¿En qué se parece un botijo a El Escorial?

 

Un botijo rezuma,

rezuma se parece a Moctezuma,

Moctezuma era el jefe de los Incas,

las mujeres de los Incas eran las ancas,

las ancas son las patas de las ranas,

Un conjunto de ranas es un ranero,

y yo tengo un amigo

que ha estado de "verranero" en El Escorial

Y volviendo a la pandemia, recordando una entrada en el WhatsApp, Gaspar concluyó: Y ya sabéis, todos los vacunados contra la viruela en 1798 han fallecido, eso da mucho que pensar.

Llegados a este punto porque la crónica de demasiado larga para ser leída por mente desgastadas, aludir a media docena de cosas que, adornadas, serán explicadas en la crónica posterior a la próxima nevada:

  • Que Josemari nos mostró, sin disimular su orgullo, la estación meteorológica, muy sofisticada, que le han traído los Reyes Magos y que espera se pueda conectar cuando termine del todo  la nevada
  • Que Antonio tiene fama, en Trujillo y su comarca, de ser augur grande del tiempo, y la mayor fama.
  •   Que Ramiro sabe qué es comprar cajas grandes de espárragos de lujo cultivados en Perú y envasados en Taiwán, en un pueblo de la profunda Rioja de España.
  • Que hay un conmilitón que, cuando cumplió diez años, por obra de su sabia madre, el deseo que tenía de ser de mayor trompetista de fama quedó en nada.
  •  Que el consuegro de otro conmilitón tiene una gallina que además de poner huevos verdes, de cuando en cuando, se escapa.
  •  Que El viaje de los siete demonios, de Múgica Laínez, es el libro ideal para  que quién  quiera aprender, riendo, de diablos y del infierno.
  •  Que hay otras cosas, que no se escriben porque la memoria del Custodio también está desgastada. 

Y, cómo antes se decía, colorín colorado, este cuento, la crónica de hoy, se ha acabado.

 

Nota

Las fotografías son, como siempre, de Gaspar.

 






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y ahora otras fotografías,también de Gaspar, para recordar que el día de Nochebuena los conmilitones nos reunimos para felicitarnos y celebrar la Navidad.

 

 

 

 






 
 

 

 

 

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