Pues sí, un asco, un auténtico asco. Hoy los conmilitones de Areneros 1961 hemos vivido, por enésima vez en este Año de la Pandemia, una nueva y ominosa sorpresa que solo nuestra antigua, refinada y casi olvidada educación, ha evitado que rodasen por los suelos los restos de lo que han sido, durante años, para nosotros, las Altas Esferas.
Siendo jueves, el segundo de diciembre, el Club Mirasierra, animado, limpio y ordenado, con el bar reformado y el comedor dispuesto para celebrar la fiesta de los conmilitones, se ha quedado esperando. José Luis, no ha convocado la comida del último mes del año, y lo ha hecho sin causa, que se sepa, justificada; ha optado por obedecer a Fernando, hacer caso a Lorenzo y olvidarse de los buenos conmilitones, de esos pocos elegidos que siempre, aún en el Año de la Pandemia, están deseosos y dispuestos a comer juntos los segundos jueves de cada mes, y hacerlo así todos meses de todos los años.
Pero, el que no se consuela es porque no quiere, a las doce de la mañana la sala virtual de Fernando estaba abarrotada: Jorge, muy serio, luciendo calma; Ramiro presente desde su playa, esa que está no se sabe dónde, tiene chiringuito y una joven lozana bajo la palmera; Gaspar con la cámara; Lorenzo luciendo metopas; Antonio, desde su cueva; Tomás que no habla y, el amigo del notario, junto a Pedro el Joven, que llegan tarde, entran y, claro, como siempre, la arman.
Son tantos los temas tratados hoy en la sala de Fernando que será inevitable olvidar algunos que, seguro, no serán los menos importantes:
Algunas, no muchas, alusiones a la situación política nacional; como es natural, las palabras de Jorge fueron muy honestas y generosas, vive en un castillo con tantos y tan largos pasillos que, aunque se empeñen, las Fieras de la Igualdad no lo pueden encontrar.
Luego la bella gitana: Antonio que aspira a que ella esté a su lado, para presumir mucho, la próxima vez que visite al notario; Ramiro que pide una foto para poder comparar a la bella con otra, dice su amiga, que es también gitana, bella y rumana; Pedro, el tesorero que llega tarde, dice que él de la gitana, en privado, no quiere saber nada, su mujer siempre tiene a mano una escoba por si a él se le ocurre invitar a la bella a comer en casa; Eduardo jura que él de líos no quiere nada, dentro de cuatro días tendrá 76, y con esos años, con gitanas las bromas pueden resultar pesadas; y para terminar con este tema, Gaspar ha prometido que, con las precauciones debidas, irá a la Calle Guadarrama, sacará fotos a la gitana y, si José Luis está de acuerdo, pondrá alguna en el libro que, por cierto, se publicará cualquiera de las próximas o lejanas semanas.
Más tarde, Gaspar, acaso para consolarnos de los males de la pandemia y, por aquello que dicen “no hay mal que cien años dure”, trajo a colación lo de las “veintenas” …y ¡qué cosas! nos hizo cambiar de perspectiva: las cuarentenas de ahora, al lado de aquellas veintenas, parecen de broma…
Antonio ¡cuánta sabiduría esconde en su cueva!, hizo a todos un regalo especial: nos dijo dónde podemos comprar los mejores corderos: https://tienda.eagroup.coop/main,
un lugar al que llegas desde el ordenador y desde donde, si lo pides, enseguida lo tienes, ya preparado para meter en el horno, en la cocina de casa.
Fernando y Gaspar, en un dúo, disertaron, sin que nadie lo pidiese, sobre “los mejores quesos de España”; Lorenzo, muy docto, lo hizo sobre la próxima puesta a punto de unos robots muy pequeños, radioactivos y especiales que se están preparando para entrar a saco en el cuerpo de los conmilitones goterosos que, dentro de unos años, si viven todavía, lo necesiten. Y, relacionado con los robots, de pronto, sin que el custodio pueda recordar cómo, entre los ingenieros, se montó la de Dios es Cristo: que si los buitres radioactivos; que si los drones carteros; que si los conjuntos cuánticos; que los coches con alma…
Y, hubo, seguro mucho más en la reunión virtual de la sala de reuniones de Fernando que, con sus limitaciones, es un buen placebo para quitarnos a los más necesitados el mono de comer en el Club Mirasierra los segundos jueves durante este terrible y casi terminado, Año de la Pandemia.
Ah, los conmilitones que no salen en las fotos, que son de Gaspar, aunque juren que han asistido, no es cierto, están a la moda y mienten más que alientan; la verdad es que hoy ni siquiera se han asomado un momento a la comida virtual.
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