Aunque airados por el encierro que, ¡otra vez!, ha hecho imposible la comida en el Club Mirasierra, sacrificando sus paseos por las soleadas calles donde se esconden de la pandemia, los nada osados conmilitones, hoy han sido trece, se han reunido, desde sus casas, añorando esperanzados las comidas reales, ¡es magia!, en el zoom, para estar juntos en la comida virtual del segundo jueves de octubre.
La reunión, abierta, puntualmente a las 12:00, por Fernando, comenzó con la muy triste noticia de la muerte de Cristina, la hija de nuestro compañero Fernando González – Camino. Para ella imploramos al Señor que la acoja en su seno y para sus padres, que les sea concedida resignación, ánimo, mucha fe y también esperanza, ante tan terrible pérdida.
Más tarde, para sorpresa del Custodio, por una vez, la comida virtual ha sido diferente, se han tratado temas que nunca antes habían sido analizados y menos aún, discutidos, por los conmilitones: los vínculos, ¡es calumnia!, de Jorge, con los iluminados; los peligros del radón y las garrapatas, la bondad de las pastelerías de Santander, la importancia y actualidad del Código de Hammurabi, el espacio en la pintura de Velázquez, el color en Sorolla; los nuevos platos en la cocina de Gurri, los dilemas de José Luis como líder y editor; la vacuna de la gripe y la posibilidad que tenemos de salir, con vida, de la pandemia; las noticias y el recuerdo cariñoso de nuestros enfermos; y, como colofón, la calidad y belleza de la poesía del Custodio, que llega al corazón de todos.
Iremos por partes: Josemari, acaso enrabietado por tanto encierro, con cierta sorna, puso sobre la mesa el vacío que existe en nuestra educación, ¡callado lo tenían!, sobre la importancia de los alumbrados (algunos los dicen iluminados), el asunto del convento de San Plácido y la sospecha, demostrada luego su falsedad, de connivencia con nuestra herejía local, de Santa Teresa, el beato Juan de Ávila y, ¡sorpresa!, San Ignacio de Loyola y otros de los primeros jesuitas. Como es evidente, salvo Jorge y alguno más, nadie sabía nada del tema, a lo más que uno se atrevió a pensar, no a decir, es que los iluminados fueron y siguen siendo la sucursal española de la secta nizarí de los hashshashin, los asesinos, importada a Madrid por un primo de la Calderona; como es evidente, Josemari, con la ayuda de Jorge, deshicieron el entuerto y pusieron las cosas en su sitio.
Sobre el radón, las
garrapatas y sus peligros Antonio habló largo y bien, hizo énfasis en la
abundancia de ese gas, abundante en Torrelodones y en otras zonas de mucho granito;
luego pasó a recordar las
investigaciones, con éxito, del doctor
Mingo Alsina, padre del Custodio, para descubrir, en los años cincuenta del Siglo
XX, el tratamiento que elimina del ser humano la fiebre exantemática mediterránea
(garrapatosis), que produce la garrapata del conejo; y, en este sentido Gaspar, con emoción,
recordó haber visto, de niño, al doctor Mingo, en el momento en que este
encontró, oculta en la cabeza de su hermano, la garrapata que le había infectado.
En todo caso, Antonio terminó su doctísima locución despejando todas la preocupación de la mente de los conmilitones: el radón, porque es un gas, al aire libre o con buena ventilación,
es del todo inofensivo, y la garrapatosis, porque además de haber tratamiento,
en España, porque no hay conejos, se
puede decir que ha desaparecido.Y, lo debemos tener muy presente, Lorenzo añadió que, como el radón, si se usa mascarilla, en el exterior, el Covid 19, casi del todo seguro, es inofensivo.
Los detalles de lo que se habló sobre las pastelerías de Santander, la mejores de España, mejor no decir nada, ya hay demasiadas goteras en los conmilitones como para animarlos a consumir más y mejor azúcar. Quede pues constancia de lo tratado y, con tristeza, de lo olvidado.
Aunque es imposible recordar el motivo, los conmilitones dedicaron varios minutos, todos seguidos y sin interrupciones a comentar la importancia y actualidad del Código de Hammurabi, ese del “ojo por ojo y diente por diente”, asumido por la Biblia (y de actualidad en España por las fechorías del actual gobierno), porque el Rey de Babilonia consiguió, mediante la aplicación de la Ley, eliminar la cadena de venganzas que desencadena, para años y años, un crimen que queda impune. Y el Custodio quiere aquí mostrar su orgullo: solo algunas personas, cultas y bien educadas, como son los conmilitones, Eduardo lo recalca, saben de la existencia y el valor de la obra de un rey que vivió, se dice pronto, hace 3.900 años.
Gurri, que ha dedicado media hora a estar activo en la sala durante el tiempo que le ha quedado libre entre su visita, esta misma mañana, al Museo Sorolla y la preparación de la gran comida que ha preparado para disfrutar hoy en casa, ha disertado sobre el placer que ofrece la pintura de Sorolla, pero cuando ha comenzado a decir algo sobre el color en la pintura se ha visto obligado a dejarlo: Gaspar y Antonio, no se olvidan de que fueron arquitectos, tomaron la palabra y hablaron, y hablaron, y hablaron; menos mal que Jorge metió baza, él, porque ha visto los Sorolla acumulados en Estados Unidos puede, con motivo, opinar; y hasta algún otro, el Custodio cree que fue Ramiro, (en Almuñecar todavía y preparando su regreso a Madrid), recordó a Claude Monet, nos hizo ver a Velázquez y pronunció apasionadas palabras para fijar en nuestras mentes la grandeza de Sorolla.
José Luis, aunque ya lo había escrito en el WhatsApp, para que no haya ninguna duda, ha ratificado que la comida de hoy, segundo jueves de octubre de 2020 queda aplazada al próximo primer jueves en que las limitaciones a que obliga el virus de la pandemia se atenúen y, legalmente, podemos celebrarla; es decir, que la comida de este mes será el tercero o cuarto jueves de octubre. Y, como era debido, todos los presentes asumimos, satisfechos, la decisión adoptada por la autoridad competente, que se dice.
Y, en su faceta de Editor, José Luis informó de las gestiones, complejas sin duda, que está realizando para la edición de El Libro; y, aunque pidió apoyo para realizar este difícil trabajo, todo entendimos que solo lo hizo por su buena educación, él sabe bien qué se puede esperar, si se puede esperar algo, de sus compañeros conmilitones;
En cuanto a la posibilidad que tenemos de salir, con vida, de la pandemia, hoy, por primera vez en muchas semanas, los conmilitones se han mostrado más optimistas, hay noticias de varias personas próximas, incluidas algunas mayores en edad que el común de Areneros 1961, que han salido, tocaditas pero bien, del trance de nuestros días y, alguno de los presentes, quizá Ramiro, asegura que si conseguimos, no es fácil, vacunarnos de la gripe (Pedro, el tesorero informó de su gratuidad) dos tercios del camino está hecho. Bien es verdad que también hay casos especiales, como el del amigo de 84 años, ingeniero, tenía que ser ingeniero, que en la misma iglesia, en un instante, después de comulgar, sin decir ni pío, subió al cielo; pero como estamos hablando de un santo, dice “un listo”, no tenemos necesidad de preocuparnos.
Y, esto como siempre, decir que estuvieron presentes en la conversación los compañeros que, con valor, siguen luchando para superar los grandes males que, con la enfermedad, la vida, una vez más, los está probando. Rogamos al Altísimo para que les conceda lo que sea mejor para ellos.
Y, para terminar la crónica de este día, tan delicioso como diferente, recordar la inmensa loa que este Custodio hizo de sí mismo (no tiene abuela) y el cortés, aplauso que recibió de dos conmilitones, por un momento distraídos, al repetir, por cuarte vez, la calidad y hermosura de su excelente poesía.
En la esperanza de poder reunirnos para comer, de verdad, antes de que seamos viejos, este Custodio, con estas palabras ha terminado su crónica de la comida de hoy, 8 de octubre de 2020.
Nota
Hoy Gaspar, además de corregir, matizar y añadir olvidos al borrador de esta crónica, como siempre, es el autor de las fotografías.
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