NOTA PREVIA
El contenido
de esta crónica es fruto del análisis e interpretación que el Custodio ha
realizado de cuanto le ha sido revelado por los asistentes a la comida y estos
han autorizado su difusión entre sus compañeros, los conmilitones de Areneros
1961.
Dicho lo
anterior, y porque de esta comida, salvo lo que aquí está escrito, los
asistentes, por unanimidad, han acordado mantener el más cerrado de los
silencios, el Custodio pone en conocimiento de los conmilitones que, muy a su
pesar, aquí cuenta lo que los asistentes
le han dicho o insinuado, incluidas notorias contradicciones,
y permitido decir; por ello, ha sido muy cuidadoso al
redactar esta crónica y si en algo se ha excedido ha sido por un lamentable descuido.
DE LA COMIDA PUES
Sin duda el que, luego de tres meses
de vacío, se haya celebrado la comida del segundo jueves de junio, puede
calificarse de hecho extraordinario, más aún, de gran acontecimiento, del todo
digno de ser reconocido.
Así,
todo comenzó cuando el lunes 7 de junio, en nombre de las Altas
Esferas, José Luis, en el WhatsApp,
diciendo lo que dijo, montó la de Dios es Cristo:
“Caros
conmilitones: A punto de llegar el fin de curso, se hace necesario que nos
veamos las caras al natural. Por ello y porque sí, se convoca la comida de
junio para el próximo jueves 11. El club está disponible y algunos de nosotros
también. He preguntado a algunos y mayoritariamente están a favor. De todos
modos, no es obligatorio asistir, sólo vale para subir nota, no para bajarla.
Los que vayan a asistir deben decirlo con anticipación para hacer la reserva.
Conmilitones, a por ellos. Un fuerte abrazo”.
Y
de nada le sirvió el haberlo consultado y tampoco su
buen hacer y su notable
prudencia. Si José Luis está vivo
es, de verdad, un milagro. Una multitud, casi todos los whasaperos saltaron
de sus sillas hasta el cielo diciendo, bajito primero y luego en
tremendo griterío:
¡Yo no puedo,
el jueves tengo médico, lo siento!
¡Yo
seguramente no podré, en caso contrario lo diré con algo de margen!
¡Me gustaría
tanto, pero soy todo riesgo!,
¡Que yo iría,
pero por si acaso me reservo!
¡Que ya
sabéis, la que manda dice que yo no soy mío, que yo soy suyo y me quiere vivo!
En mi humilde
opinión, creo que es prematura la comida con presencia física. No dudo que el
servicio de restaurante pondrá la mejor voluntad en la asepsia, según las
instrucciones que reciban, pero tampoco dudo que las mismas no se realizarán
con la exactitud de las mismas, pues el hábito y el aprendizaje requiere tiempo
y alguien al lado que sepa corregir las deficiencias que de seguro se
producirán. Harto estoy de ver el manejo que se produce, cuando en la misma TV
ponen reportajes de cafeterías o restaurantes, en que de cara al televidente,
se producen cantidad de errores en el manejo de las mesas y cubertería, luego
no quiero ni imaginarme, en lo que ocurrirá dentro preparando la comanda y su
transporte
Creo que no es
prudente por mucho que apetezca y todos estemos hartos de esta situación, bueno
es para la economía que se vaya normalizando todo pero es evidente que tenemos
factores de riesgo superiores a la media y que todos seamos conscientes de que
ésta jodida pandemia no ha terminado y que muy posiblemente no tengamos las
defensas deseables contra la misma. un abrazo a todos y siento disentir!
¡Que yo me
apunto a lo que dice el que sabe, que es nuestro médico!
¡Prefiero
esperar un poco más! ¡Abrazos a los que vayan y a los que no vayan!
¡Yo también
creo que es prematuro! ¡Nos guste o no
somos de riesgo!
¡Yo desde
Asturias no tengo opción ni nada que decidir! ¡Con los pocos que vais a ir, no
vais a tener distancia legal sino más bien kilométrica!
¡Que si
estamos locos, que el bicho gusta el sabor a viejo y está al acecho!
Y, bueno, también hubo algunos que,
con más valor o menos prudencia, sin pensarlo mucho aseguraron para el jueves
total presencia,
Yo sí
participaré Jose Luis
Yo acudiré a
la comida
Yo iré con
alegría, Y con mucha simpatía, con la mirada muy fría por lo de la pandemía,
sin vacuna, y sin mi tía, pero con una sandía, para refrescar el día. ¡¡¡ Viva
la gasyronomía!!!
Yo, casi, y sin casi, me da vergüenza decirlo, iré
Claro que de
los que dijeron de ir, varios fueron, unos porque han superado con éxito al virus; otro u otros dos
porque, desde chicos, son inmunes a los virus;
pero hubo uno que, presumiendo de valiente, prometió que pensaba asistir no pudo hacerlo porque la que manda
lo prohibió y otros que también habían anunciado que irían, sin dar explicación
alguna, no fueron.
Pero,
siempre, siempre hay un pero, resulta que de los que dijeron que no, que ni
atados irían a comer, unos cuantos, sin
decírselo a nadie, con promesa de anonimato, a las dos en punto de la tarde,
estaban en el Club Mirasierra bebiendo vino, tomate y hasta cerveza, en
compañía de alguno que había anunciado que iría, y sin
la presencia de otros que, ¡lo que a estas
alturas, hay que ver!, presumieron en el WhatsApp de ir a la comida, pero a la hora de la verdad, les vino una jaqueca, se les estropeó el
coche o, por el camino, encontraron algo menos arriesgado que, en el Club
Mirasierra, torear al bicho.

Se dice que
algunos llegaron a un Club Mirasierra, no demasiado concurrido, en coche,
dos en bicicleta, uno en patinete, otro en helicóptero, uno a caballito y que varios aparecieron sin que se supiese cómo;
pero lo cierto es que, a las dos y muy poco de la tarde, completo, menos
uno (ese que llegó con el segundo plato diciendo que “yo no he venido, ahora
estoy en la catedral de X, en una misa cantada”), el cupo de comensales y antes de
sentarse alrededor de la gran mesa de la terraza, se produjo el primer y
unánime juramento: ¡los que somos,
somos; y
no diremos a nadie cuantos ni
quienes somos en esta comida que es gran celebración!.
Y sobre el número de asistentes, decir que el tema que
ha resultado muy, pero que muy complejo: el Custodio solo puede decir que fue de los más altos de
siempre aunque no se llegó al record, y
que sobre quienes fueron los que al final de atrevieron a desafiar al
bicho nada se puede decir (recuérdese que muchos, aunque no todos, desafiando
prohibiciones de mujeres, hijas, amantes y demás, jugándose el pescuezo asistieron) salvo, porque hay constancia
gráfica, que José Luis y Josemari se sentaron juntos en una esquina de la mesa; en cuanto al resto
es imposible asegurar nada, hay quien dice que Pedro del Joven también estuvo,
pero no hay constancia; y sobre el total a lo más que se llega es a burdas
conjeturas: que fueron once, que fueron
trece, veintiuno, que si fueron
veintitrés, …que nada, que ni siquiera es posible dar por buena una horquilla de números enteros..
Como es
fácil de entender, con el champagne para comenzar y el buen vino para mantener alejada la sed, durante toda la
comida y desde el primer momento, la conversación sobre la mesa, solo una, fue
inteligente y fluida.
Las viandas,
bien elegidas, en todo momento añadieron color y sabor a las cuidadas metáforas
que, a cada intervención, añadieron fuerza rigor al poder de las muy privilegiadas mentes de
los conmilitones presentes, acaso estimuladas
porque tras el postre, con el café, se comieron unas cantidades disparatadas de chocolate nacional y se bebieron,
brindando muchas veces por los presentes y por los “tristes” ausentes, litros y litros de finísimos orujos gallegos, blancos y de
hierbas.
Y, realmente
fueron tantas y tan poderosas las palabras que llenaron la terraza del Club
Mirasierra que, (a pesar de las muchas interrupciones que por
teléfono, desde sus casas, atados con cadenas a sus camas, hicieron varios
conmilitones, de esos que hubieran querido estar presentes pero, por lo que
fuera, estuvieron del todo ausentes) de común acuerdo, como todo en este día, se
decidió mantener en secreto para, porque
los presentes son gente de lo más cuidadosa y
decente para: no publicar intimidades familiares; no asustar a los muy
píos que no han venido; no incordiar al ministro de sanidad con soluciones para
la pandemia; dejar tranquila a la ministra del ramo, sin añadir fuerza a la de
economía; no herir a la mujer esa de la
igualdad, recitando en público el
Catecismo de urbanidad; o,
para no llamar, con buenos o malos
pensamientos, al mismísimo diablo ni
distraer a los santos.
Hay que
decir, además, que obedeciendo al mandato recibido de varios de los asistentes,
el Custodio está obligado a poner por escrito que “los de siempre” dijeron sus tonterías habituales y se lanzaron
todo tipo de dardos, algunos con altas dosis de veneno, contra algunos de los ausentes, .dardos que al parecer fueron aclamados por los presentes.
Y, el
Custodio, aunque recibió por duplicado la noticia, casi lo olvida, hay que añadir a lo anterior
que, con la misión incrementar la concordia universal, mejorando al hombre y
a la sociedad, en la comida del día 11 de junio de 2020 ha quedado constituido
el muy secreto Grupo Premium 61,
institución utópica, paranoica, filosófica y atómica que nace con el propósito de servir
a sus miembros y practicar entre
ellos la solidaridad más egoísta.
Ah, el Custodio también ha sabido que todos y cada uno de los conmilitones
normales y corrientes, de esos que
llenos de muy justificado y prudente miedo a hacer pandam con el bicho, no han acudido a la comida del segundo jueves
de junio de 2020, pueden entrar en el Grupo Premium 61 si consiguen, llorando
bastante, convencer a tres de sus miembros para que presenten y defiendan su
candidatura en reunión regular, periódica y secreta de los Premium 61.
Para
terminar esta larguísima crónica, decir que hoy, ya viernes 12 de junio de 2020,
el Custodio sabe que varios de los
asistentes tienen agujetas por lo mucho que se rieron ayer y siguen riendo hoy, otros están
un punto resacosos y, muchos de
los que no fueron, siguen muy, pero que
muy, envidiosos.
NOTAS
- El Custodio agradece de corazón la inestimable colaboración que ha recibido de varios de los asistentes, especialmente de José Luis y de Josemari, que han hecho posible la redacción, tan difícil, de la crónica de la comida que los conmilitones han celebrado el segundo jueves del mes de mayo de 2020.
- Las cuatro fotografías que adornan la crónica son obra de un miembro del Grupo Premium 61 que, a nuestro pesar, con muy buenas razones, insiste en ocultar su nombre.
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