La primera comida del
año 2020 se antojaba interesante: en el WhatsApp Josemari desvelaba secretos
del corazón, Santiago animaba a los inversores tristes y Gaspar hacía gala de
conocer secretos; para colmo salvo algunos ausentes, acosados por aunque leves,
desagradables goteras, la concurrencia se avisaba del todo completa.
Y sí, en un precioso
día con luz de claro invierno, diecinueve comensales, no se publica la lista
porque las muchas fotografías oficiales lo harían redundante, en una mesa
amplia, sin decir nadie nada, muy pronto tuvimos conciencia de que el nuevo año
ha llegado con cambios: un camarero “milagro”, que sin escribir palabra, tomó
una extraña comanda: 13 ensaladas primero y 13 pescados después, tan solo 4 cocidos completos y 3 que pidieron
cosas raras…y lo asombroso es que, servido el aguardiente, hubo alguien que lo
tomó con vino, a increíble velocidad, apareció delante de cada
comensal exactamente el plato que había pedido.
¡Sí, existen los milagros y hoy
lo hemos comprobado!
Desde el comienzo todo
hacía ver que lo esperado estaba a punto de producirse: alguien, quizá Gaspar,
que hoy estaba como muy subido, nada más llegar la sopa, alzó la voz y, para
que nadie se llamase a error, aclaró las cosas: en esta nuestra comida
ya sabemos que no se puede hablar de nietos, de
política o de religión, pero sí está permitido, por una parte hablar de pícaros, parásitos, trúhanes,
sinvergüenzas, golfos, pillos, bribones, granujas, bellacos,
canallas, depravados, malvados, pérfidos, perversos, rufianes, ruines,
tramposos, hipócritas, fulleros, indeseables, marrulleros, zorros, nenazas u otros
especímenes de similar carácter o, por
mejor decir, catadura; también está permitido hablar de niños guapos y listos
que tienen abuelos y de santos y santas que, siendo de la familia, llevan años
por el mundo sacrificando sus vidas para salvar almas.
Por supuesto quien dijo
esto fue más o menos aplaudido y, con el aplauso aún encendido, Pedro, ese al que los 74 años su elegancia realza, sentado en la
cabecera de la gran mesa, para evitar males mayores, anunciados en el WhatsApp
y venidos de la mano de Josemari, sacándose del bolsillo un papel, habló largo y
sin hacer pausas:
Nuestro
amigo Mazarrasa
Con una
miaja de guasa
sitúa a
Pedro Noelle
en evento
deslumbrante,
pues mi
nombre apareció
recogido
por Josemi
en
crónica de gran fiesta
con
gentes de buena casa.
Más hete
aquí conmilitones
que sin
querer nuestro amigo
gran
verdad ha difundido
pues allí
estaba yo
con mi
querida Marisa,
nuestro
hijo Pablo y una espléndida aspirante.
Y con
estos pseudo versos
sin rima
ni estructura
doy por
aclarada
la guasa
de Mazarrasa.
Pues claro que sí, que el Josemi con sus
virtudes que son muchas, por algo tiene primos en esta mesa, y sus defectos que
alguno tiene, él no es de esta mesa, siempre que se refiere a Pedro lo hace
finamente, Marisa y Pedro Noelle, los Señores de Noelle, el muy elegante,
Ilustrísimo don Pedro Noelle…
Todo bien, realmente bien, tanto que una oleada
de orgullo, por tener entre nosotros a un compañero afamado, lleno el
comedor y estuvo a punto de arrasar con todo; pero no, hubo una voz discordante.
Gurri reivindicando poderío, sacó del
cajón de los recuerdos olvidados sus fotografías, con más o menos veinte años,
muy, pero que muy guapo, a todo color y en las páginas centrales, en Hola,
cuando fue el alma y motor del Paso del Ecuador en la carrera…La verdad es que
Gurri consiguió, por un momento, algo de
éxito, pero enseguida se lo llevó el viento de los años, alguien, quizá el
propio Gurri, recordó, que desde entonces han pasado cincuenta y cinco años, y
que lo de Pedro, lo de Pedro, es eso, Pedro.
Estaba el Custodio saboreando las palabras de
Gurri cuando, a su izquierda, puesto en pie, en voz muy alta, sin
prolegómenos, como suele, Gaspar se hizo
con el silencio y lanzó al aire estas muchas palabras:
El “sónar” y los
camellos
Como viene siendo
habitual desde antaño, los Reyes Magos, el Rey Gaspar concretamente, suele
encontrar un hueco en su apretada agenda para saludar a este humilde
Conmilitón. En esta ocasión ha optado por mandarme una carta cuyo contenido es
del siguiente tenor literal:
“Querido ancestral amigo y tocayo:
Al parecer, para bien de nuestra labor en estas fechas, ya no
rige los “desatinos” de la acogedora Villa de Madrid aquella extravagante
anciana y sus mal encarados jumentos. Empeñados, tercamente, en arruinar
nuestro esperado reparto de regalos.
No obstante, este año ha sido, cuando menos, sorprendente.
Verás, al paso de la comitiva por la plaza presidida por un tal Neptuno (debe
tener mucho calor y hambre pues está medio desnudo y con un tenedor en la
mano), los “sónar” de última generación que últimamente traen “de serie” los
camellos, casi se han desconfigurado por el estruendo que recibían de un
edificio cercano al que dan escolta dos majestuosos leones. Algo grave debía
estar ocurriendo allí porque las pantallas reflejaban mucho rebuzno con ruido
de coces y hasta nosotros llegaba un tufo a gorrino que asustaba. Pero
sigamos.
El caso es que al desembalar los bultos con los regalos nos ha
sorprendido la naturaleza de su contenido. En seguida nos hemos preguntado ¿se
habrán portado mal?.... porque casi todo lo que había empaquetado era cabrón,
mucho cabrón, más bien algo así como un gran cabronazo rodeado de multitud de
cabroncillos algo más pequeños, que no pintan nada, pero que todo lo ensucian.
¡Qué le vamos a hacer!
En cualquier caso, nos hemos visto obligados a dejároslos con
gran pesar por nuestra parte.
Por otra parte, nos ha sorprendido además, que si bien, para
reponer fuerzas, hace años nos dejaban unas bandejas con ricas viandas muy
apreciadas en España como el “melón con jamón y otras cosas. Esta vez lo que
habían traído, procedente del edificio escoltado por los leones, era “felón con
chorizo” sí, sí, felón, felón con muuuucho chorizo y abundancia de feas
butifarras; con muy mal aspecto, mucho pellejo y oliendo a podre. ¡Qué lástima!
En fin no se si es que vuestro comportamiento ha dejado bastante
que desear, si los planetas se han alineado de forma anómala o si es que en un
descuido se os ha colado algún maleante disfrazado de lagarterana y se ha hecho
dueño temporal del cotarro.
Esperemos que el año que viene, con la ayuda Divina y con eso
que a todos los españoles de bien no os falta, o sea almohadones……. No.
Cojines……. Bueno como se diga, vuestro comportamiento mejore y en lugar de
tanto cabrón os traigamos paz y prosperidad.
Ah! y por favor, el felón y los chorizos cuanto antes al
vertedero porque están llenos de gusanos.
Desde la comitiva un abrazo mágico de tu anciano amigo y hasta
dentro de un año si Dios quiere.
El R.
Mago GASPAR”
Pues nada, otra noche de
Reyes peculiar. Entre otras cosas, porque la sorpresa del roscón, aunque se
veía venir, era una dolorosa patada en los “almohadones”. Y ahora a reponerse.
EL
GASPI
En Madrid, a 9 de enero
de 2019
Tan anonadados quedaron
los conmilitones con las palabras de Gaspar que en el comedor se hizo un
silencio que duró un segundo pero que pareció eterno antes de que se escuchase
la voz de Lorenzo que, luego de mil
viajes, ha vuelto afirmando que, gracias a Dios, las mujeres y los hombres no
somos iguales (¿alguno de vosotros quiere dejar de dormir con su mujer y meter
en su cama a un novio?); se hiciese notar Fernando, hablando fuerte y ya
repuesto; Santi, dolorido pero aquí presente; Diego recordase la operación de
Luis Fernando, que volverá en febrero con los ojos repuestos; Antonio asegurase
que no se olvida y que sigue preparando
la comida en la dehesa salmantina de Mariano; otros preguntan por qué Livinio ha vuelto a no venir, si Javier volverá pronto de Vigo o si el otro Javier este año se subirá en el AVE y desde
Zaragoza vendrá a comer en Madrid…Ah, el Custodio casi lo olvida, Pedro, el
tesorero sigue y sigue subiéndose en las tarimas de por ahí hablando de cosas
raras y también de algunas otras muy
normales; dentro de bien poco aparecerá
un nuevo libro, muy, pero que muy serio, sobre las Crisis y todo eso, que
publicará José Luis SFV, sí, ese que, además de ver el futbol, viaja todo y
sigue activo. Bueno, todo, como siempre,
muy normal.
Otra mención especial
merece el valor de Lorenzo que, aprovechando un momento de casi silencio, en tono
apremiante, de pie y levantando la mano, preguntó cuántos de los presentes usaban
aparatos para mejorar esa presbicia auditiva que, al parecer, es normal en
personas de cierta edad…Y, lo asombroso
del caso es que fueron “muchos”, los que
llevan audífonos; es imposible escribir el número exacto porque el Custodio que todavía
sabe contar hasta tres, enseguida perdió la cuenta.
Para terminar, el
Custodio está muy cansado ya, decir que Gurri ha subido un escalón en la
consideración de los conmilitones, y no ya porque su fotografía se guarde en
las hemerotecas, sino porque este mes ha traído no ya chocolate suizo sino que
ha repartido a cada uno, raciones individuales envueltas en un precioso e
increíble papel…
Ah, al final hubo una
partida de mús en la que habiendo poco que decir, José Luis sacó de sus
recuerdos y usó para chinchar a todos los demás, una preciosa canción que todos
conocíamos y que en su tiempo solo cantaban cantaban las niñas. Y este Custodio, que ha
intentado por los todos los medios recordar la canción para compartirla con
los conmilitones, ni con la ayuda de
quienes la escucharon ni la del propio José Luis, lo ha conseguido…acaso, es posible
que quizá, en la comida de febrero, con el esfuerzo de todos, no solo recordemos
la canción sino que hasta la podamos cantar.
Nota:
Las fotografías, como
siempre, son de Gaspar

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