El
jueves 18 de febrero tuvimos, como siempre, la comida de los compañeros y,
también como siempre, pero un poquito más, fue un éxito.
Doce,
solamente doce asistentes, por unas u otras razones excusaron su asistencia todos los demás: que estaré en Burgos con Antonio, que e notario dice, que en Singapur...excusas y excusas, ya sabéis.
Pero, en el comedor y en la mesa que nos gusta, la comida un éxito: el tamaño justo de la mesa y la ausencia de ruido permitieron que, desde antes de que llegase la sopa, la conversación fuera general y el ambiente desenfadado y participativo: anécdotas, sucedidos, recuerdos delo pasado y previsiones del mañana; Diego estuvo brillante, José Luis ¡los secretos que explicó!, Santi cauto y silencioso, Antonio exuberante, Pedro lleno de ilusión, Pedró el Jóven, casi un matón, Josemari también habló y hablo y habló, Tomás estuvo, como Javier, prudente y Gaspar, como en la vida, cuando alzando la voz, gritó:
Pero, en el comedor y en la mesa que nos gusta, la comida un éxito: el tamaño justo de la mesa y la ausencia de ruido permitieron que, desde antes de que llegase la sopa, la conversación fuera general y el ambiente desenfadado y participativo: anécdotas, sucedidos, recuerdos delo pasado y previsiones del mañana; Diego estuvo brillante, José Luis ¡los secretos que explicó!, Santi cauto y silencioso, Antonio exuberante, Pedro lleno de ilusión, Pedró el Jóven, casi un matón, Josemari también habló y hablo y habló, Tomás estuvo, como Javier, prudente y Gaspar, como en la vida, cuando alzando la voz, gritó:
El fiero
turco en Lepanto
en la tercera
el francés
en todo el
mar el inglés
tuvieron de
verme espanto
Rey servido y
Patria honrada
dirán mejor
quien he sido
por la cruz
de mi apellido
y con la cruz
de mi espada.
Por supuesto, todos guardamos silencio y nadie respondió
Gaspar, alegre como nunca, bramó: Pues Lope de Vega, y para que lo sepais, os diré que estos versos están está al pie de la estatua al noble soldado español en la Plaza de La Villa de Madrid.
No contento con el éxito, el arquitecto, tan letrado, sin darnos respiro, prosiguió:
Un químico
alemán en Torresvedras
sacaba
macarrones de las piedras
e invirtiendo
las operaciones
en piedras
convertía los macarrones,
de donde se
deduce que el químico alemán
dejaba las
cosas como están
¿Verdad que el autor de estos versos tampoco lo sabéis?
Hubo muchas cosas más, tantas que decir algunas sería el cuento de nunca acabar, por ello, nos limiamos a recordar que Pedro Oñórbe tuvo a bien invitarnos a la Jornada sobre "La teledetección en la inspección de infraestructuras” que se celebrará el día 28 de febrero, a las 17:30, en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, Calle Hernán Cortés 13 de Madrid.
Y, para terminar, deciir a los presentes y también a los ausentes, que las fotografías de Gaspar muestran, mejor que estas palabras, lo exitosa que fue la comida del 8 de febrero de 2018.
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