DE
LA COMIDA DEL JUEVES 11 DE ENERO DE 2018
A veces, lo nunca
previsto, llega. Y en la primera comida de 2018, ha llegado.
Todo hacía pensar,
José Luis en la convocatoria lo había anunciado, que hoy era día importante,
asuntos esenciales habían de ser tratados y la asistencia era casi obligada.
Pues no, la mesa, las
mesas porque hubo dos, fuera de su lugar, en el otro comedor. Trece comensales
apretados en una mesa pequeña junto a un ventanal cubierto a medias por
cortinillas de madera que ocultaban
el precioso sol de invierno, y otros cuatro escondidos lejos, como
si fueran extraños, en un mesa de lo más
normal. El ruido era tan ensordecedor
que no pocos comensales, para asombro de todos, durante mucho rato, salvo por
señas, evitaron hablar. Además, nuestra
presencia, la de los diecisiete, ha
llenado de tal manera este comedor
que hasta los ágiles camareros han debido retorcerse para pasar
entre las mesas sin caerse ni molestar.
Terrible de verdad:
nadie, en la mesa de los trece, ni los
vates ni Gaspar, este Custodio no sabe si ha sido por el ruido o porque
hoy estábamos todos compartiendo la más
dura astenia primaveral, estaba por hablar. En la otra mesa, las cosas fueron de otra
manera, Pedro el Joven, Fernando, Javier y Lorenzo, protegidos por los hados,
para envidia de todos, se dedicaron a hablar y a hablar y a hablar…
Por fortuna, para
bien, quedaba de diciembre, casi entera, una botella del
buen aguardiente de Gaspar que, abierta
a la comanda, quedó vacía mucho antes
del final; la comida y el vino, a pesar del día, muy bien, hasta algo mejor de lo habitual.
Ya cerca del postre,
por fortuna, el comedor se comenzó a despejar y, poco a poco, aunque inconexas y alejadas del presente, se empezaron a escuchar
sobre la mesa palabras aisladas y hasta
frases completas: …de eso no me acuerdo…pues
estuvieron a punto de hacer un túnel…artritis…se enteró mi padre y, ya
sabéis…pues Antonio ensayó dos días y al final, fatal…gastroenteritis…a mí
también…de eso sabe Javier…cataratas…pudo ser en 3º…¡qué animal!... Santi, no
está, cumplió 74 ayer…la próstata…el notario…no, no he tenido tiempo de
rimar…ni golf, ni correr, como mucho mal comer y no hablar…¿sabes que …?
Las frases, ¡menos
mal! enseguida trocaron en animada
conversación, los cuatro de la otra mesa se hicieron sitio en la general, Gurri
sacó el chocolate y, ¡qué alegría!, la comida del 11 de enero, volvió a ser lo
que siempre ha sido, deliciosamente normal.
Y, ¿sobre los asuntos
esenciales, qué? Que no hubo tiempo para lo importante, que quedaron, no
importa nada, para otro día con más
calma.
Para terminar, una
advertencia: gran parte de lo guapos que
estamos en las fotografías de este día es fruto
de la mente y de las manos de Gaspar…
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