La
tradicional comida del segundo jueves de marzo contó con la activa
participación de 16 bravos Conmilitones. El día, contraviniendo, en parte, las
predicciones de los expertos, se debatía a ratos entre la amenazante lluvia y
un tibio sol que no conseguía abrirse paso entre las nubes.
La mesa
instalada en el lugar adecuado de nuestro salón preferido, con el silencio que
gusta a José Luís, el Custodio titular, y a todos los asistentes, contribuyó a
que la velada resultase muy del agrado del respetable.
Sentidas
ausencias de bastantes compañeros. Notables, por inhabituales, las de Josemari (el
azote del notario y su entorno), los dos Santis, Javier E., y la del Custodio,
propiciada ésta última por las fastidiosas goteras de salud, que dan guerra
incluso a una edad tan jovialmente temprana como la nuestra. Recupérate en
seguida José Luís.
Por el
contrario también hubo celebrados reencuentros. Santiago G-C, al que sus prolongados
viajes le impiden asistir regularmente, se dejó caer. De igual forma se
agradeció, y mucho, el esfuerzo de Antonio L L al desplazarse desde Burgos para
compartir tan agradable rato con todos nosotros. Especialmente, además, nos
alegró la presencia del vate Luis Ester.
Pero no
nos anticipemos. Para el aperitivo previo, no se si porque el primero en llegar
fue nuestro Marco Polo privado, el impenitente viajero Santiago, o por
cualquier otra razón, el caso es que nos fuimos sentando alrededor de un par de
mesas de la cafetería, en lugar de permanecer la mayoría de pie ante la barra.
Tal vez
esta situación propició que “El viajero” nos ofreciera un cercano futuro
onírico, lleno de oportunidades, si nos atreviésemos con alguna de la múltiples
posibilidades lucrativas, que el incipiente desarrollo así como los atractivos de
las paradisíacas islas de Indonesia, abren ante nuestros ojos. De alguna forma lo
corroboran los negocios y actividades que Santiago lleva desarrollando en
aquellas lejanas tierras y que justifican su estancia allí gran parte del año.
La
comida como siempre bien, el vino estupendo. Esta vez se ocuparon de alegrarnos
“las pajarillas” Santiago y Antonio Urive, obsequiándonos con dos aguardientes
de altísimo nivel, blanco robusto el de “El viajero” y afrutado, de color roble
y mas suave el del amigo del notario.
Antes
de que llegaran los entrantes, Gaspar preguntando quienes de los presentes
fueron “mediopensionistas” en Areneros nos llevó a aquellos años rememorando
con voz pausada la bendición mesa de entonces de la siguiente forma:
- Bendícenos Señor y bendice estos dones que, de tu generosa
mano, vamos a recibir.
-
El Rey de la Gloria Eterna nos lleve a la Mesa Celestial. Amén.
Y al final de la
comida se terminaba con las siguientes palabras:
-
Te damos gracias Señor por todos tus beneficios.
-
El Señor nos de su paz y la Vida Eterna. Amén.
Por su parte Luís
Fernando, con nostalgia, pidió que leyéramos la fórmula que desde siempre,
utilizaba su madre para el mismo fin:
-
Bendice Señor, con tu
mano bienhechora, este pan que nos das aquí en el suelo
-
y haz que un día en torno a tu Mesa, como
ahora, nos juntemos Señor allá en el Cielo. Amén.
Santiago se hizo eco,
en aplicación de la sabia cultura asiática, de la respetabilidad y sabiduría
que a estas alturas debemos gozar la mayoría de nosotros toda vez que el pelo
de casi todos ha ido adquiriendo con el paso de los años el inevitable color gris
ceniciento, casi blanco. Bueno, no es por nada pero….. Pedro “el niño”, Pedro
“el montoro”, Antonio, etc., esto no va con vosotros, aunque no por ello se
duda de vuestra respetabilidad y sabiduría, mas bien al contrario.
Las diversas
conversaciones, cruzadas o no, fueron salpicando alegremente, hasta el final,
el transcurso de la comida.
Después de la
sobremesa no se formó, en uno de los salones de abajo, la tradicional mesa de
mus. En esta ocasión, y creo que por primera vez, se formaron ¡¡dos mesas!!
Como la tarde
continuaba cansinamente gris a ratos y los que no jugaban se habían ido marchando,
al final nos despedimos pensando ya en el mes de abril.
P.A.
El Imaginaria habitual
A continuación, aquí
van unas cuantas fotografías para dejar constancia, a quien quiera entenderlo,
de cuanto se ha relatado más arriba.
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