Fernando, Gaspar,
Javier, el otro Javier, Lorenzo, Juan y
no pocos de los conmilitones habían anunciado, en prosa y con pesar, su no presencia en la comida de hoy,
Josemari lo hizo en verso:
Yo no podré comer
en vuestra compañía.
Va a doler
el no podernos ver
con simpatía
¡Y qué le vamos
hacer!
Es agosto, ya se
sabe, la mujer, las hijas, las nueras, los nietos…la mesa se prometía vacía…
Pero no, nueve compañeros,
¡nueve en agosto! nos reunimos en la deliciosa terraza del Club Mirasierra.
La comida bien, el
vino mejor, el ambiente animado y la conversación entre sofisticada y prudente.
Antonio explicó,
pagando con ello su error al escribir en
el WhatsApp lo que no debía, el detalle de los entresijos de su penúltima visita al
Notario, ¡apasionante! y de la última, ¡asombrosa!
José Luis se deshizo
en elogios a la interesante labor de los arquitectos aparejadores y
funcionarios municipales relacionados
con la gestión de reformas en casas
antiguas.
Se lucubró no poco
sobre las correrías de Javier en Brasil,
las andanzas de los que están en Perú,
Málaga, Denia, Cullera y Santander y se echó de menos el aguardiente y los decires
de Gaspar.
Se trató en profudidad la importancia de saber de memoria el Ripalda, la pobreza del Astete, el tesoro que es tener en casa un Premio de Catecismo y la casi envidia que corroe, todavía, a los que siendo dignidades no guardan en alguna parte tantas medallas como Javier...claro que de ello, en la mesa solo se libran tres: Eduardo, José Luis y el otro José Luis.
Como es natural se recordó, comenzando por Amando, el amigo de Josemari, a nuestros buenos y menos buenos, son tantos, queridos y menos queridos profesores.
Se trató en profudidad la importancia de saber de memoria el Ripalda, la pobreza del Astete, el tesoro que es tener en casa un Premio de Catecismo y la casi envidia que corroe, todavía, a los que siendo dignidades no guardan en alguna parte tantas medallas como Javier...claro que de ello, en la mesa solo se libran tres: Eduardo, José Luis y el otro José Luis.
Como es natural se recordó, comenzando por Amando, el amigo de Josemari, a nuestros buenos y menos buenos, son tantos, queridos y menos queridos profesores.
Pedro, que estuvo prudente al cobrar, nos habló de sus próximas conferencias sobre drones
submarinos
El Custodio anunció,
con insistencia y por enésima vez, la muy próxima aparición de su sorprendente
y magnífica novela, Julia,
que será obligatorio leer o, al menos, para complacer al autor, afirmar que se ha leído…
En fin, la comida del
jueves 10 de agosto ha sido, como siempre, un tiempo de tranquilo placer para los que hemos tenido la suerte de asistir y, no lo
dudamos, para todos los que leáis esta reseña en lo que Antonio, el del Notario,
llama El Boletín.
Nota:
Las fotografías,
menos buenas porque no son de Gaspar, dan
fe de que a comida ha sido tan buena como es normal.
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