jueves, 10 de agosto de 2017

COMIDA DEL JUEVES, DÍA 10 DE AGOSTO, SAN LORENZO, DE 2017




Fernando, Gaspar, Javier, el otro Javier, Lorenzo, Juan y  no pocos de los conmilitones habían anunciado, en prosa y  con pesar, su no presencia en la comida de hoy, Josemari  lo hizo en verso:


Yo no podré comer
en vuestra compañía.
Va a doler
el no podernos ver
con simpatía
¡Y qué le vamos  hacer!


Es agosto, ya se sabe, la mujer, las hijas, las nueras, los nietos…la mesa se prometía vacía…

Pero no, nueve compañeros, ¡nueve en agosto! nos reunimos en la deliciosa terraza del Club Mirasierra.

La comida bien, el vino mejor, el ambiente animado y la conversación entre sofisticada y prudente.

Antonio explicó, pagando con ello su  error al escribir en el WhatsApp  lo que no debía, el  detalle  de los entresijos de su penúltima visita al Notario, ¡apasionante! y de la última, ¡asombrosa!

José Luis se deshizo en elogios a la interesante labor de los arquitectos aparejadores y funcionarios municipales  relacionados con la gestión de  reformas en casas antiguas.

Se lucubró no poco sobre las correrías de  Javier en Brasil, las andanzas de los que están en  Perú, Málaga, Denia, Cullera y Santander y se echó de menos el aguardiente y los decires de Gaspar.

Se trató en profudidad la importancia de saber de memoria el  Ripalda, la pobreza del Astete, el tesoro que es tener en casa un Premio de Catecismo y la casi envidia que corroe, todavía, a los que siendo dignidades no guardan en alguna parte tantas medallas como Javier...claro que de ello, en la mesa solo se libran  tres: Eduardo, José Luis y el otro José Luis.

Como es natural se recordó, comenzando por Amando, el amigo de Josemari, a nuestros buenos y menos buenos, son tantos, queridos y menos queridos profesores.

Pedro, que  estuvo prudente al cobrar, nos habló de  sus próximas conferencias sobre drones submarinos

El Custodio anunció, con insistencia y por enésima vez, la muy próxima aparición de su sorprendente y   magnífica  novela, Julia, que será obligatorio leer o, al menos, para complacer al autor,  afirmar que se ha leído…

En fin, la comida del jueves 10 de agosto ha sido, como siempre, un tiempo de tranquilo placer para los  que hemos tenido la suerte de asistir y, no lo dudamos, para todos los que leáis  esta reseña en lo que Antonio, el del Notario, llama El Boletín.

Nota:

Las fotografías, menos buenas porque no son de  Gaspar, dan fe de que a comida ha sido tan buena como es normal.





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