jueves, 20 de julio de 2017

COMIDA DEL JUEVES 13 DE JULIO DE 2017



En esta ocasión fuimos 14 antiguos alumnos de Areneros, que habiendo terminado nuestro paso por el colegio en el año 1961, los que cumplimos con la muy agradable tradición, de reunirnos a comer los segundos jueves de mes en el distinguido Club Mirasierra de Madrid.

Se reincorporaron Lorenzo, Josemari -dos habituales- y José Luís, el custodio del blog, quien después de una temporada complicada, los últimos meses especialmente duros, fue recibido con un cariñoso y emotivo abrazo.




Como el verano estaba empeñado en hacer notar su presencia, nos obsequió con un día tan asfixiante que la pérgola con sus toldos, ventiladores de grandes aspas y rociadores apenas podía paliar. En cualquier caso para achicar Conmilitones “hacen falta más quiñones”.

Como el astro rey, colándose por un inoportuno hueco entre los toldos, seguía empeñado en fastidiar la velada, Gurri y un par de voluntarios más se decidieron a desplazar el conjunto de las mesas. El tibio aviso fue insuficiente para los despistados, que al otro extremo, estaban en amigable conversación. Poco más y se hubieran hecho realidad aquellos famosos versos que recitaba D. Mendo: “…y de tal guisa atinaron que por el suelo rodaron corceles y caballeros…” 



Faltó un ápice para que el atropello acabara en la “casa de socorro”. Lo que si provocó fue la reacción, entre sorprendida y airosa, de alguna presunta víctima (puede que lo políticamente correcto sea decir “algún presunto victimo”, pero me niego a ello) ante lo que casi se le vino encima. La rápida intervención de los adyacentes hizo que las aguas volvieran a su cauce sin que apenas trascendiera el incidente. El caso es que el desplazamiento de mesas no solucionaba el problema, que tercamente tardaba en reaparecer lo que tardaban los rayos solares en desplazarse: escasos minutos. Finalmente Javier H. Con su lógica aplastante se impuso dando aviso al técnico de mantenimiento, quien rápidamente desatascó la cuerda que permite mover los toldos. Problema resuelto.

En un determinado momento, Entre plato y plato, mientras Luis Ester nos comunicaba su próximo paso por talleres para una revisión y en su caso reparación del chasis, recibimos la visita de José Enrique G-D. Que, pasando casualmente por allí, se decidió a saludar a los compis. Se le agradeció muy sinceramente el detalle.

Y hablando del condumio, es de ley referir que, como siempre, todo resultó bien. La ensalada solicitada por todos, menos uno, de los presentes, muy agradable. Los segundos platos al punto.

Nada que reprochar a los postres, que como su propio nombre indica llegaron al final.

A la hora de los “cafeses” se volvió a rendir tributo a dos aguardientes, blanco uno y de hojas de limón el otro,  proporcionados con cariño por El Gaspi, a los que ya se les hicieron los honores al inicio de la comida, toda vez que esta se retrasaba un pelín. Gustaron al respetable y Gaspar se comprometió a repetir (D.m.) en los próximos segundos jueves Conmilitones.



Y así con buena parte de la calurosa tarde aun por delante, que se resistía a claudicar, unos y otros se fueron despidiendo, alguno hasta agosto, otros, los más, hasta septiembre e incluso hubo quien lo hizo sin fecha fija.

No obstante en habiendo voluntarios, que los hubo, no podía faltar la partida de mus.     

P.A.
El Imaginaria habitual


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