Escribe Gaspar Blein
Casi caluroso día este segundo jueves de junio, pero muy soportable teniendo en cuenta las temperaturas de recientes fechas pasadas.
Siete valientes siete, nos veíamos las caras en el acogedor Club Mirasierra. A modo de avanzadilla llegábamos Ignacio, Pedro el joven y Gaspi. Enseguida Gurri y pisándole los talones Fernando junto con las Altas Esferas, poco después Pedro el ecónomo en plan farolillo rojo o “camión escoba”, como más os guste denominarlo.
Se va notando, por la merma de asistentes, que estamos metidos casi de lleno en el verano y sin olvidar que el jueves de la semana pasada Diego había ofrecido, a los que pudieron asistir, un “extraordinario extra” digno de él en Las Navas de Riofrío.
Nos hemos acomodado fuera, en una mesa redonda, después de un breve amago de aperitivo en el chiringuito, que duró el tiempo que tardamos en aparecer los asistentes, es decir un visto y no visto.
Entre las dificultades auditivas de la mayoría y los decibelios del ambiente, cercano a ruidoso, que había en el emparrado cubierto, resultaba bastante complicado mantener una conversación única; pero eso no fue obstáculo para que se trataran asuntos muy jugosos por unos y otros. Todo ello después de echar de menos a los que, por diversas causas, evidentemente justificadas, no pudieron asistir; el Custodio, Josemari, Diego, los Antonios, Ramiro, Santiago, José Luis, César, los Eduardos, Livinio, los Javieres...y no sé si alguno más que se me haya podido escurrir entre las teclas del ordenador. ¡Ah! y también hizo novillos el chorizo leonés del tesorero titular.
Salieron “a la tarima” variados asuntos. Como la enorme categoría que mostraron los anfitriones -Pablo, Luisfe, Antonio y Diego- de las pasadas excursiones a “La Huerta de Piedra”, Córdoba, Burgos y Riofrío respectivamente. En algún momento en una zona de la mesa comentan casi en voz baja no sé qué de un notario, ¿no será que están empezando a ser abducidos por el casi obispo virtual? También salieron a relucir algunos aspectos que caracterizan a los lechazos (corderos) de reputados asadores de Segovia, Zamora, Burgos o Valladolid; pero el “buqué” del que se sirvió en Las Navas de Riofrío por cortesía de Diego, a decir de Pedro, Ignacio y Gurri afortunados excursionistas, dejó en mantillas a todos ellos.
Hubo bastantes más cosas, claro, como la función que desarrolla la linfa en el organismo humano o el sorprendente descubrimiento por parte de las Altas Esferas del imponente abolengo que traslucen Almagro, Ciudad Real y otras ciudades manchegas al visitarlas… cuando en un momento determinado ¡Zas! trascendía la noticia de que un presunto granuja, conocido personaje del mundo de la política dimitía renunciando a su acta de diputado, cargos en el partido y demás prebendas del entorno del gobierno. Vaya, vaya.
Después de degustar los deliciosos chocolates (no podían faltar) con que nos obsequiaron Fernando y Gurri, casi al tiempo del café y los chupitos, las Altas Esferas y Maese Pedro O., dirimieron el alcance de la tasa que debíamos abonar en concepto de estipendio o minuta de la comida, toda vez que quedaban restos de tesorería de anteriores condumios. Solución justa y precisa: las gallinas que entran por las que salen. Todos contentos.
Y así hablando, hablando llegó el sublime momento de la partida de mus. Tras el protocolario sorteo de parejas, se enfrentaban los maestros Ignacio y José Luis a los veteranos expertos Fernando y Gurri. En un momento avanzado de la partida, el cuarto árbitro virtual tuvo que mostrar, emulando a los partidos de futbol, la pizarra con los cambios. Gurri, por ineludibles quehaceres, que había solicitado su sustitución, dejaba su puesto al correoso, sabio y curtido jugador Pedro Oñorbe, que ya estaba realizando ejercicios de calentamiento.
Apasionante partida con durísimos lances, envites y órdagos silbando como balas muy cerca de quien esto relata, en su condición de espectador neutral.
Con el sol todavía muy alto en el horizonte los contendientes seguían en su empeño, así hasta por lo menos… las… ¡qué se yo…! ¿tanto?… o más.
El caso es que servidor tuvo que marcharse antes del final de la partida con la incertidumbre del resultado. Al parecer fue necesaria la prórroga e incluso hubo que llegar al lanzamiento de órdagos para dilucidar la pareja vencedora. Esta es la grandeza del mus y quien diga lo contrario miente como un bellaco. Lo demás son pamplinas.
En fin, sorprendente y muy agradable comida sí señor.
Y colorín colorado aquí paz y después gloria, en espera del segundo jueves de julio.
Nota: las fotos, como de costumbre, de Gaspi con la colaboración inestimable de Pedro el Joven.
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