En el soleado y luminoso segundo jueves
del mes de abril de 2025, alrededor de la mesa redonda del comedor pequeño del
Club Mirasierra, 11 conmilitones de Areneros 61 nos hemos reunido para celebrar
nuestra comida mensual.
Y, quizá porque la entrada de la
primavera alegra el ánimo e impulsa el deseo de vivir, el ambiente ha sido
especialmente cálido, con una conversación rica y, ¡es sorprendente!, fluida;
se ha tratado tantos y tan interesantes temas que, este custodio, pese a su proverbial
habilidad para recordar y dejar constancia de lo acaecido, con alguna pena,
pidiendo perdón, solamente puede incluir algunos de ellos.
Para comenzar, la enhorabuena
de todos, de los presentes y de los ausentes, para Pedro el Joven por su cumpleaños
de hace ocho días y a Ramiro, que cumplirá 80 el 5 de mayo; son el penúltimo y el
último de los compañeros que hemos alcanzado, ¡sin mérito alguno!, tan avanzada
edad.
A continuación, el repaso de las
ausencias: Antonio, sigue en Burgos; el otro Antonio, el obispo, por ahí
repartiendo bendiciones; Gaspar complotando; José Luis SFV ya en Marbella;
Santiago, no se sabe dónde, negociando; Eduardo en su consulta y el otro
Eduardo, reponiéndose, ¡menos mal!, de un buen susto.
Dentro de la revisión, es obligado
mencionar a Fernando, nos ha regalado su presencia y su saber en la comida y ha
recibido grandes elogios por haber retrasado su viaje de primavera a Marbella.
Más tarde, Josemari hizo el relato de
algunos hechos olvidados del secuestro del padre de Antonio; todos lo
escuchamos con una mezcla de tristeza, alegría y alivio por lo que pudo ser una
gran tragedia.
Luego, alguien comentó la querella de
Don Juan Carlos, ¡pese a quien pese un gran Rey!, contra el señor Revilla, pero,
aunque todos esperamos quede en nada y se olvide pronto, no hubo oportunidad de
entrar en el tema con profundidad; Pedro, el tesorero, alzó la voz, se empeñó y
no hubo manera de impedirlo, en ensayar con nosotros gran parte de la primera del ciclo de
conferencias sobre 80, de los emperadores, incluida Irene, del Imperio romanos de Oriente, que va a
pronunciar, no se sabe todavía si en dos o veintidós anfiteatros de la ahora intranquila Europa.
Y, hablando de Europa, se desató una
oleada de comentarios sobre los aranceles del señor Trump. Diego nos ilustró
sobre los efectos que estos pueden tener en el comercio mundial y respondió a
no pocas de las preguntas que recibió sobre
las medidas que se pueden tomar como defensa, en Bruselas, Pekín y
México y, sobre el papel, o papelón, en el escenario mundial, de nuestro doctor
viajando en estos días a Vietnam y China.
Ah, ¡lo olvidaba!, sobre el doctor, por
aquello de lo “cutre” que son algunos miembros de su familia y de sus más
estrechos colaboradores, para hacer negocios y tener amantes, algo se habló.
Y, por aquello de que el doctor va a ir
a China, que en China hay chinos y que los chinos trabajan mucho, ¡como
chinos!, la conversación cambió a lo que
se trabaja en España, a lo indecente de los sueldos, a la cuantía de las
pensiones y algunas más de esas cosas; pero, de este tema, por especialmente
controvertido, el custodio prefiere, ¡todas las disculpas a las Altas Esferas!,
no detallar.
Y, para terminar, siempre pasa lo mismo,
hubo más, mucho más, en esta estupenda comida del segundo jueves de abril de
2025, pero, salvo la invitación de Diego, agradecida por todos, para visitar,
tan pronto se consolide el buen tiempo, sus lares en Segovia, porque la crónica
es ya demasiado larga, lo dejamos en el olvido.
Nota: Las fotografías que ilustran esta
entrada, con permiso de Gaspar, son de Pedro el Joven y de las Altas Esferas.
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