viernes, 9 de febrero de 2024

DE LA COMIDA EL JUEVES 8 DE FEBRERO DE 2024


Con cielo gris y algo de frío, 13 conmilitones nos hemos reunido, alrededor de una mesa redonda, en el comedor pequeño del Club Mirasierra, para celebrar nuestra comida del segundo jueves de febrero.

Y, todo, todo en este día, ha sido normal, todo ha transcurrido lo mismo que siempre.

Sin embargo, hoy, quizá porque poco a poco vamos tomando conciencia y aceptado, que en este año, salvo Pedro y Ramiro, cumpliremos, o ya hemos cumplido,  80 años, el ambiente ha sido,  por especialmente entrañable, diferente.

Para empezar, Eduardo, el egregio doctor, que sigue amando la vida y sanando niños, apenas comenzada la comida, tomando la palabra, con una antigua coplilla, por si alguno lo necesita, nos advirtió:

Ahí va Romero
En su juventud perdió su salud buscando dinero
En su senectud perdió su dinero buscando salud
Ahora sin dinero y sin salud
Ahí va Romero en un ataúd.

Y, enseguida, mientras los demás probábamos los picantes embutidos de Pedro el tesorero, Eduardo siguió hablando para regalarnos unos buenos consejos para no hacernos viejos, diciendo, más o menos, algo así: para no morirnos por desgastados y viejos, hemos de mantenernos activos, tener ilusiones, caminar, hablar con los niños, tomar las medicinas  y, sobre todo, tener amor y comer bien.

Enseguida, la comanda, y ¡sorpresa!, por primera vez desde que nos reunimos hace, no se sabe cuántos años, nadie, nadie, ha pedido, de segundo, un plato cocido. Gurri duda si hay que alegrarse o llorar

Afortunadamente, Santiago, que sigue, sigue y sigue  soñando, haciendo y consiguiendo cosas, ¡él no cumple años!, hizo el relato, ¡delicioso!, de cómo, con inteligencia artificial, buena información y chicas bonitas, habían intentado estafarle, desde algún lugar de Asia, unos miles de dólares. Y, nos advirtió, si os lo hacen, tened cuidado, porque ves chicas que te dicen unas cosas tan agradables que te dan ganas de dejarte.

Más tarde, terminado el segundo plato y antes del postre, Javier, el gran abuelo, confirmó que en primavera celebraremos la Misa por los que nos esperan en el cielo, lo ha hablado con Jorge. Y, para que no haya errores, Fernando estará al tanto, hablará con unos y otros, e informará de todo.

Y claro, José Luis, el de las altas Esferas, para aclarar las cosas, advirtió que la Misa es muy importante, pero que, aunque la diga Jorge, esto lo le exime de invitarnos a comer en su refectorio o en otro, aun mejor, restaurante de Alcalá de Henares.

Inmediatamente, Josemari, que hasta ese momento había conseguido, con un esfuerzo infinito, mantener la boca cerrada, sacó un papel y, con voz muy alta, recitó este soneto:

 

A José Luis Mingo Zapatero.


Para José Luis Mingo Zapatero

amigo desde tiempos ancestrales,

escritor de cultísimos modales,

el día de su cumple: en febrero.

 

A sus buenos amigos, colegiales

de un colegio sito en arenero,

les convoca con gracia y con esmero,

siguiendo unas pautas personales.

 

Luego redacta la crónica del acto,

y la redacta con modos muy formales,

y nos la envía caliente “ipsofacto.”


Y todo queda en páginas geniales,

que guardan nuestro espíritu intacto

en los libros de historia. En sus Anales. 


Madrid 4 de febrero del año en que cumplimos casi todos 80 añazos.

José María Mazarrasa

Y, afortunadamente para el custodio, porque nadie pudo ver lo rojo de vergüenza que se puso al escuchar a Josemari, este cambió un papel por otro, dijo que era cosa de Gaspar, hoy escondido en la Castilla profunda, y continúo leyendo el texto que aparece, por largo y proceloso, más abajo, al final de esta crónica.

Con el postre y el café, la conversación se mantuvo culta, alegre y animada: Ramiro puso varias cosas en su sitio; Pedro el joven, amable y serio, se marchó pronto; Antonio, ahora obispo, criticó lo suyo, bastante; el otro Antonio escuchó mucho, hablo poco y no perdió ni un momento la sonrisa; y todos hablamos de los compañeros que hoy o para siempre están ausentes.

Sí, la comida de hoy, 8 de febrero de 2024, ha sido intensa, diferente  y, como siempre, un regalo de Dios para los conmilitones de Areneros 61.

Y, para terminar esta crónica, a continuación el texto de Gaspar que ha leído Josemari en la comida de hoy. Dice así:

 

¿OTRO INTENTO MÁS?

Distinguidos Conmilitones. Muy Eminente dignatario de la Altas Esferas:

El que suscribe, Conmilitón convencido, lamenta el retraso en trasladar esta comunicación al grupo que tan brillantemente representa. Lo cual trae causa por la concatenación de molestas goteras y otras circunstancias adversas. Es por ello que

Aunque tarde, cúmpleme comunicar:

Como viene siendo habitual, durante las pasadas fiestas navideñas recibí la afectuosa visita personal del Rey Mago Gaspar. En seguida le pregunté si habían llegado en modernos y veloces Ferraris, o así, sustituyendo a los tradicionales camellos. Más que nada, en previsión de poder salir a escape si las circunstancias, que a la sazón mandan en España, lo llegasen a requerir. Pues no.

Entre otras razones argumentó, con lógica aplastante, que si el ambiente en algún momento se tornase demasiado agresivo y fuera necesario liarse a palos, las “caricias” en forma de demoledoras coces que reparten los camellos de su comitiva, siempre serían más efectivas que los golpes de manifestantes o guardaespaldas de cualquier escolta.

Transcribo su relato, que fue del siguiente tenor literal:


“La entrada en España de toda la comitiva, en esta ocasión tuvo lugar por la Senda de los Penitentes, a través del angosto “Paso del Mamut”, cerca de Elizondo, en las estribaciones del pirineo navarro.

 

Ya nos encontrábamos en el valle del Bidasoa, cuando a duras penas logró tomar tierra en aquel barrizal un reactor serie “Falconeti”, tal vez con las siglas de la Fuerza Aérea Española. Enseguida fue rodeado por unos cuantos vehículos salidos de no se sabe dónde. Del aeroplano bajó un sujeto bastante alto, que muy pronto se vio escoltado por un batallón de “armarios” procedentes de los coches. Chapoteando se dirigieron hacia nosotros y aunque el rostro de aquel personaje pretendía ser afable, rápidamente nos pusimos en guardia.

 

Pues bien, el citado sujeto, al parecer un tal doctor en algo, después de un frío saludo, pretendió engatusarnos, con halagos y zalamerías, para ocupar él nuestros sillones, alternativamente, en la cabalgata del día 5, ¡saltando de camello en camello a lo largo del recorrido!

 

No contento con eso, pretendía más tarde repartir por todos los hogares, en lugar de los tradicionales juguetes y demás regalos, diversas fotografías de su persona ataviado de rey con corona incluida. Todo ello, dijo, para cambiar el espíritu “eminentemente facha” de nuestra labor e incluso de nuestra presencia, por algo más del pueblo, más democrático.

 

Rotunda negativa ante semejante ofensa e intento de usurpación. Y claro, a continuación, lo esperado: amenazas, desplantes, gritos… “No saben quién soy yo…… a mí no se me hace esto…. se van a enterar……” y otras lindezas por el estilo. Estuvimos a un tris de que saliesen a relucir los aceros, faltó muy poco. A duras penas logramos contener a nuestros pajes.

 

Finalmente, no le quedó otra que marcharse, mascullando, aunque no por donde había venido; pues tuvo que hacerlo a lomos de unos mulos que, previo pago, consiguió ajustar con un paisano que andaba por allí. El avión casi se había estrellado contra un bosque cercano al tratar de despegar. No había espacio suficiente y los vehículos de la escolta se quedaron atrapados en el barrizal. Así que…….”.

Ya despidiéndose el Rey Mago, me dijo que, tanto él como los otros dos reyes, verían con muy buenos ojos que las Altas Esferas del escogido grupo de la Conmilitancia se dirigieran a la Meonclovia esa, o como se llame el lugar del lado oscuro de la fuerza desde el que maneja los hilos el tal doctor, mediante el oportuno escrito, proponiendo la necesidad de que abandonen de inmediato sus puestos todos los entes, con él a la cabeza, que actualmente conforman lo que han dado en llamar el “Globernio”, ….o algo parecido, toda vez que el acusado desgaste que provocan sus continuos desatinos así lo requiere.

Al llegar a este punto, el tibio sol de invierno que, a través del amplio ventanal, inunda la estancia, me ayuda a despertar de la apacible siesta que disfrutaba en mi desgastado, pero acogedor, sillón de orejas.

Dado que este relato acaso podría ser cierto, creo que debo ponerlo en vuestro conocimiento, para su inmediata puesta en práctica, o no, si así lo tienen por conveniente las Altas Esferas. 

Es cuanto espero de su recto proceder

En Madrid, en el día del Señor del 21 de enero, para ser leído y difundido  el día 8 de febrero de 2024

Con afecto. El Gaspi


Nota: las fotografías de hoy  son de las Altas Esferas.













 

 

 

 

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