sábado, 14 de diciembre de 2024

DE LA COMIDA DEL JUEVES 12 DE DICIEMBRE DE 2024


En este segundo jueves de diciembre, un precioso día del otoño que termina, frío, y luminoso, con algunas nubes negras, 15 conmilitones de Areneros 1961, nos hemos reunido en el Club Mirasierra para celebrar la última comida de este año de gracia 2024.

Y, porque ha sido extraño hay que decirlo, a pesar del vino, una botella enorme, cinco litros, de Drago Reserva  2012 aportada por Gurri, quizá porque hemos comido muy apretujados alrededor de una mesa cuadrada, escasa para tantos y en nada cómoda, en el comedor pequeño, atestado y lleno de ruido, por una vez, la primera en muchos años, solo el propio Gurri,  y  muy poco tiempo, ha tenido la fortuna de hablar y ser escuchado, ¡es asombroso!, por todos, para anunciar que había traído la tradicional lotería.

No, hoy no ha habido la deliciosamente habitual tertulia de la sobremesa; las conversaciones se han mantenido, entre susurros y gritos, ¡qué ruido!, solo entre vecinos de pupitre. Lo hay que reconocer: ¡ha sido un desastre!

Sin embargo, también hay que decirlo, la comida y los temas tratados en ella han sido, más o menos, los mismos que siempre. Empezando por el principio: el deterioro de la calidad en los actuales seguros privados de salud y la aparición de nuevas fórmulas, más caras, para quienes desean mantener un buen servicio; la inteligencia artificial, el alto coste en energía y agua que requieren los nuevos centros para el tratamiento de la información y, junto a  la desaparición de muchos de los actuales empleos, la  necesidad de personas formadas y competentes en actividades  en parte aún desconocidas; la indudable importancia de mantener e incrementar en el futuro los aspectos teóricos, filosóficos también, en la formación académica de las élites del mañana; el artículo de Pérez – Maura, en El Debate, en que se describen las hazañas, ¡asesinatos!, cometidos por milicianos comunistas y socialistas, durante la Guerra Civil, en un viejo barco anclado en el puerto de Santander, de los que Josemari sabe tanto.

Y, más tarde, o quizá al mismo tiempo que los anteriores, este custodio escuchó retazos de otras conversaciones, susurros y gritos, ¡hay tantos sordos!, sobre lo mayores que son nuestros próximos y amigos; las visitas del Alzheimer a tantas casas; los vaivenes de las criptomonedas y el impulso que estas han recibido desde que Trump ganó, hace un mes, las elecciones en Estados Unidos; las características, inesperadas, por buenas, del nuevo Gobierno en Indonesia; el muy diferente comportamiento  de los hispanos, que no latinos,  y  de los anglos, en las Indias, especialmente en Nueva España y las Trece Colonias; de la gota fría y de sus consecuencias se hablo bastante, con dolor y escepticismo,  al igual que de la soberbia,  ineptitud y maldad de no pocos de los políticos que nos gobiernan.

Ah, el cronista no lo olvida, para terminar esta crónica, resaltar las ausencias forzadas de Diego, ¡por favor, cuídate mucho!; y de Ramiro, ¡está mejor!; y las presencias de Fernando, alejado durante meses; de Antonio, venido de Burgos; y de Livinio, ¡qué hombre!, cuyas sentidas palabras, al despedirse, emocionaron a todos.

Y, porque ya está escrito cuanto se puede  contar de la comida, ¡ha sido, además de única, un inigualable placer para todos!, del segundo jueves del mes de diciembre, la última de 2024, este custodio se despide de sus compañeros de Areneros 61 deseándoles, junto a sus familias, una


FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2025 LLENO DE PAZ

 

Nota: las fotografías, tanto de la comida como de las reuniones en la sala virtual de Fernando son, salvo alguna de Pedro el Joven, de Gaspar.





































































































































viernes, 15 de noviembre de 2024

DE LA COMIDA DEL JUEVES 14 DE NOVIEMBRE DE 2024


En un jueves de noviembre, frío, entre despejado y nubloso, 10 conmilitones nos hemos reunido en el comedor pequeño del Club Mirasierra, alrededor de la mesa redonda, para celebrar nuestra comida mensual.

Y, hay que decirlo, aunque todo ha sido como siempre, quizá por el ambiente, especialmente tranquilo, reflexivo y cordial, el día ha tenido mucho de mágico y, sin duda alguna, peculiar.

La conversación, ¡solo una en toda la mesa!, ha discurrido por derroteros extraños, ligeros a veces y profundos otros. Y ¡qué curioso! con la presencia, hoy muy intensa, de los compañeros ausentes, los que se fueron: Jesús, los dos Santiago; Luis y Luis Fernando; los dos  Javier, Carlos, y  todos los demás; y los que, por las goteras, todos las compartimos, Ignacio, Ramiro, Antonio, Eduardo y Fernando, no han podido venir.

Y, aunque de nietos no hemos hablado y de religión, salvo el recuerdo la Iglesia  grande de Areneros, ¡sigue igual!, nada, ha sido inevitable comentar el desastre del socialismo; el devenir de la política mundial, Milei, Bukele y Trump, y el de la nuestra, con el doctor Sánchez y los demás.

El cambio climático, siempre lo ha habido; la inteligencia artificial, varios la usamos ya; los avances en la fusión nuclear; y la posibilidad de vivir 200 años, ¡nadie los quiere!; son temas que “se colaron” entre los anteriores

Bien es verdad que el tema que ha sobrevolado toda la comida y el central de la sobremesa, ha sido el cúmulo de desastres que ha dejado la gota fría en el levante español. Tratar sobre la magnitud de la tragedia  ha despertado el saber, mucho, y la experiencia, triste, de quienes, en el grupo, ¡ingenieros y arquitectos!, conocen muy bien los peligros que tiene olvidar el poder  de la naturaleza, y lo peor, la resistencia de los políticos, de las gentes también, a poner los medios para evitar consecuencias terribles de  las inundaciones, el despertar de los volcanes, o los devastadores  maremotos.

Y, a las preguntas, retóricas sin duda, de alguien en la mesa: ¿Se reconstruirán, ahora, en el mismo lugar, las casas, los barrios enteros, que han sido destruidos por las riadas? ¿Se tomarán medidas para evitar que las lluvias del futuro o la furia del mar se lleven, en mil lugares de España, vidas y haciendas, por estar plantadas en torrenteras o muy cerca de las playas?;  el resto de los comensales dieron, todos,  las mismas respuestas:  Sí, se reconstruirán en los mismos lugares; no, no se tomarán las medidas suficientes  para evitar futuras desgracias.

Además, por cuanto lo anterior tiene de picaresca y corrupción, se ha comentado la actualidad del libro sobre fraudes que José Luis SFV publicó hace unos meses y, también la escasa honestidad y competencia de nuestros políticos, ¡nadie capaz puede y quiere entrar en política!, comparados con los que gobernaban en nuestra juventud.

Finalmente, omitiendo otros muchos temas tratados en la larguísima comida, y sin olvidar  la calidad de los embutidos del tesorero y los chocolates de Gurri, para terminar esta crónica, reseñamos un momento especial: a media tarde, casi terminada la botella de aguardiente añejo, muy, muy añejo, traída por Gaspar  desde el sótano más profundo de su casa de Villanueva, el más serio y sensato de los conmilitones, se puso en pie, dio dos gritos, más bien aullidos, y ante la más absoluta estupefacción de todos los sorprendidos conmilitones,  volvió a aullar: Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian?  Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian? Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian? Miss, ga i fynd i'r ystafell ymolchi i sbecian?, y una vez hubo  terminado, en medio de un profundísimo silencio, se sentó  de nuevo, bebió un vaso de agua y se calló.

Mucho después, pasadas las ocho de la tarde, cuando los últimos comensales estaban saliendo del Club Mirasierra, el flipado que había aullado, aclaró: mi  grito ha sido ha sido el de ánimo que usan los hooligans del equipo irlandés de rugby en el torneo de las 6 naciones,  que  es lo único que recuerdan del idioma gaélico de cuando se lo enseñaron en primaria, y que, en español quiere decir  “Señorita, me permite ir al cuarto de baño a hacer pis”


Notas:

  • Que se sepa: las reuniones, interesantísimas, de los jueves en las salas virtuales de Fernando y de Ramiro se siguen manteniendo con absoluta regularidad.
  • Las fotografías que adornan esta crónica, salvo algunas de Pedro el Joven, son de Gaspar.