En un luminoso día del otoño que termina, 12
conmilitones nos hemos reunido, alrededor de una mesa redonda, en el comedor
grande del Club Mirasierra, para celebrar, junto al cumpleaños de Eduardo, el
final de un año áspero y, sobre todo, el estar reunidos en la comida del
segundo jueves de diciembre del año 2023.
Y sí, no
es baladí comenzar esta crónica poniendo de relieve que la comida de hoy,
por la presencia de Livinio, está casi bien, los temas tratados y el ambiente general,
ha sido muy especial.
Por ello, sin más preámbulos, entramos en lo
principal: apenas servido el segundo plato, luego de captar la atención de
todos los comensales con golpes de cuchillo que casi rompieron la copa, y preguntar,
a voz en grito, si alguno necesita pasar por “ese lugar oculto al que acude
tanta gente donde el más cobarde hace fuerza y se caga el más valiente”
que se espere y vaya más tarde”, Gaspar, con palabras tranquilas y, sin
duda meditadas, propuso la publicación, en
2024, 2025, o cuando sea, de una segunda parte del libro del colegio, Unas
cuantas comidas y tres viajes, en la que se incluirían, además de crónicas
de las comidas y de las “no comidas”, los obituarios, ya son muchos, de los
conmilitones muertos, y, esto sería muy bueno, anécdotas del colegio, esas que tanto
disfrutamos y se están perdiendo en el olvido.
Pues bien, inmediatamente después, un rosario de sucedidos, muchos ignorados, fueron apareciendo, sin pausa, todos seguidos:
En su primer día de clase, allá en 4º, José Luis, el ahora egregio catedrático, nada más sentarse en el pupitre, espantado, vio cómo su compañero, no dijo el nombre, trazando una línea en el centro, le advertía: ¡ni se te ocurra te pasarte de la raya!, y luego, mostrando el pincho de un compás abierto del todo, añadió: ¡y si te pasas te lo clavo!
Diego, luego de recordar su correr por los tránsitos y las visitas a lugares, compartió dos de sus más difíciles experiencias: la primera, de cómo en 2º o en 3º, en la lectura de notas escuchó con espanto, que tenía, nunca supo el por qué, un 0 en urbanidad; y la segunda, cómo en 5º escribió, en mayo, en clase de composición, una oración y, ¡que susto!, tuvo que leerla desde el altar, en la novena de mes de las flores.
Ramiro, en otra lectura de notas, en 3º o 4º, tras oír su nombre, escuchó algo así como: 10, 9, 9; 4,5,3,4, 4, 5; se quedó horrorizado, él que siempre había sacado al menos notable en todas las asignaturas, tratando de encontrar la forma de explicar a su padre lo inexplicable, hasta que, pasada una eternidad, llegó la rectificación del P. Prefecto que, por error, había leído las calificaciones del compañero que le seguía en la lista de la sección.
Y, del Custodio, ya entonces un poco rarito, que, también lo recuerda Ramiro, como un sofista, en 4º o 5º, demostraba primero la inexistencia y luego la existencia de Dios.
Gaspar contó cómo se hizo amigo, herido en la cara y con las gafas rotas por un balonazo, de Alberdi Lomba.
Livinio se lució; él, con Juan Tomás, estuvo dos semanas expulsado del colegio por presumir, delante de dos muy píos, por lo que habían visto, realmente nada de nada, asomados por la ventana del vestuario de las chicas en la piscina de su casa.
Y sí,
hubo más anécdotas que ahora guardamos para incluirlas, con las que entre todos
recordemos, ¡hay que escribirlas!, en el nuevo libro.
A lo
anterior hay que añadir lo picante que estaba hoy el embutido de Pedro, el
tesorero; lo que este nos dijo sobre sus próximas conferencias sobre monedas
antiguas, riegos modernos y otras cosas, en muy dignos de auditorios ansiosos
de saber. José Luis, el de las Altas Esferas expresó su esperanza, compartida
por casi todos, en el éxito de Milei borrando el peronismo de Argentina, y la
muy probable extensión de las fórmulas de Bukele para hacer desaparecer el
terror de los asesinatos en una América hastiada de la pobreza y la desesperanza
que es el buenismo progresista. Gurri repartió chocolate, muy bueno, y
papeletas, las mismas que todos los años, de su ONG, para la lotería de
Navidad. Santiago, volvió a demostrar, explicando lo que está haciendo ahora,
cómo el trabajo y la ilusión son el mejor medio para no envejecer. Gaspar, ¡es arquitecto!,
cantó, con inmenso cariño, casi todo el
gran tomo de las tablas de logaritmos de Schron. Javier, el Gran Abuelo, luego
de recalcar que para todos nosotros la verdad es la verdad y que en
la cabeza de un hombre de bien no cabe la mentira, todos estuvimos de acuerdo, hizo
suyo el propósito de celebrar en enero una Misa, la dirá Jorge, por los
conmilitones muertos.
Y, como
siempre, hubo más en la comida de este segundo jueves, se comentaron las
ventajas y limitaciones que tienen los audífonos, los usamos muchos, y, para no
caerse, los bastones, que, por ahora llevamos pocos. Se hablo de los ausentes,
Fernando volando; los Antonio ocupados en quehaceres urgentes, Josemari perdido
obedeciendo, y el resto, cada uno en su sitio.
Bien, y para terminar esta crónica, ya demasiado larga, decir que la última comida el año 2023 termino con el deseo unánime, de todos y para todos, de
FELICIDAD EN
NOCHEBUENA, NAVIDAD Y SIEMPRE.
Nota:
las fotografías, tanto las de la comida como las de las reuniones virtuales que
se celebran todos los jueves con un gran y creciente éxito, son de Gaspar.
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