En un
día del verano que termina, entre cálido y templado, azul y luminoso bajo nubes
altas, en la terraza cubierta del Club Mirasierra, nos hemos reunido para
celebrar la comida del mes de septiembre de 2023.
Y sí, como
siempre, para los 7 conmilitones que hemos acudido a la convocatoria de las
Altas Esferas, ha sido un placer compartir, al
borde de los ochenta años, mesa con los mismos comensales que cuando, en el colegio
teníamos ente siete, ocho, nueve y hasta los diecisiete años.
Bien es
verdad que, quizá porque éramos pocos y las ausencias muchas, en algunos
momentos, durante la comida y, sobre todo, en la sobremesa, las nostalgias del
ayer y las certidumbres del mañana han nublado nuestros pensamientos y atenuado
nuestra alegría por estar juntos.
Pero a
pesar de las ausencias y el saber cada mes que pasa habrá más, y muy
justificadas, faltas, la comida de este segundo jueves, por muchas razones, ha
sido un éxito:
La
presencia de Javier, no ha venido los últimos meses, ha sido una gran alegría.
El
compartir, por una vez hemos hablado del tema, opiniones sobre la situación
política, tan áspera, que estamos viviendo, las noticias y los bulos, cada día
peores y los grandes peligros que amenazan la convivencia y el bienestar de los
españoles, acaso por hablar de ello, para nosotros, ha sido un poco de aire
fresco en el muy cargado ambiente que sufrimos y compartimos.
Antonio,
siempre sonriendo, ha estimulado a Josemari para que este contase algunas
anécdotas, todas divertidas, y este, casi declamando, ha lucido su valía como
lector de árabe, no sabe una palabra, en la Alhambra, su gozo sufriendo la escasa
simpatía de sus paisanos cántabros y, lleno de orgullo, loado su parentesco con el
clero.
El otro
Antonio, con su preclara ironía, ha explicado, en varias y amplias intervenciones, el buen
hacer de la Orden de Malta en la atención a los menos favorecidos y ha
disfrutado luciendo aciertos y desaciertos, todos curiosos, suyos y, sobre todo
de los más ínclitos de sus colegas arquitectos.
Gurri se
ha destapado desplegando ante nuestros ojos una preciosa caja con la más amplia y
lujosa variedad de chocolates, y ha conseguido lo casi imposible: entre todos, profundamente
epatados, no hemos sido capaces de comérnoslos todos.
Pedro el joven recuperado
de sus pequeñas goteras, en no pocas ocasiones, a lo largo de la comida ha
matizado con sensatez y rigor los excesos verbales en los que los demás, con la
pasión que nos caracteriza, hemos incurrido.
Y todo
lo anterior interrumpido una y otra vez, hasta nueve, por Fernando que, no
conforme con estar comiendo, en Marbella, en compañía de Ramiro, del tercer
Antonio y de sus encantadoras mujeres, ha tratado de saber y comprobar, sin
llegar a la certeza, el número de comensales que hoy hemos acudido a la comida en
el Club Mirasierra.
Ah, y
para terminar esta crónica, añadir que sí, que en nuestra muy buena comida del segundo
jueves de septiembre de 2023 hubo más, mucho más, pero, porque esto no
debe ser conocido, el custodio lo ha guardado en el olvido.
Nota:
las fotografías de las comidas en el Club Mirasierra y en el restaurante de
Marbella carecen de autor conocido y las de las reuniones virtuales son de
Gaspar.
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