viernes, 11 de febrero de 2022

DE LA COMIDA DEL JUEVES 10 DE FEBRERO DE 2022

 

Pues sí, hoy, uno de esos días preciosos de febrero en que la luz engaña al frio, barre la zozobra e invita a la alegría, libres de temores, tranquilos, relajados, como si fuéramos jóvenes,  doce conmilitones nos hemos sentado en la mesa redonda, junto al ventanal  del comedor grande, en el Club Mirasierra.

Y sí, ha sido una comida entrañable,  en la que, ¡es asombroso!, nadie ha chinchado a nadie y, ¡esto llega a milagroso!, tampoco nadie ha hablado mal de esos tontos, olvidadizos, bobos, idiotas, casi nenazas, miedosos, calzonazos y asquerosos,  conmilitones que, alegando excusas no pedidas, (uno ha enviado una nota firmada por su abuela en la que se dice que el niño está indispuesto), se han quedado en casa, abrigados con una manta, sentados en la camilla y comiendo sopitas, como si fueran viejos… 

Pero los presentes, ¡ah los presentes!, ¡Cuánto saber y elocuencia!, han hablado de negocios, de caza mayor y menor, de futbol y hasta de cosas estupendas, las mejores, de esas que los ausentes ni siquiera sueñan.

Bien es verdad que Eduardo, ha terminado pronto de curar niños y ha venido, ha disertado ¡saber y elocuencia!, sobre algo muy importante, tan importante que el Custodio no se ha enterado porque, como otros, distraído, estaba pensando en las musarañas.

Y de Pedro, el joven, ¡qué tío!, hemos sabido que, por dos veces, en el Teatro Real, ha escuchado, visto y vivido, en alemán   las cinco horas y media de Siegfried, el Sigfrido, y  está vivo.

Claro que, hay que ser honestos y no omitir verdad alguna, también, al menos tres de los conmilitones que en eso son artistas, han ilustrado a los demás sobre el arte de barrer, fregar, poner la lavadora, la secadora, planchar, obedecer a la santa y limpiar el polvo.

Pero, y esto hay que subrayarlo, todo lo anterior, incluido el espectáculo de ver  al tesorero recaudar el dinero y hacer los más extraños- arreglos para pagar la cuenta, ha quedado eclipsado por una nueva y gran noticia: ante la interminable espera de la invitación de Mariano, que no llega,  para comer en Salamanca, las Altas Esferas han decidido que cuando los días sean más largos, en primavera, los conmilitones reanudaremos los grandes viajes, el primero a Toledo, luego a Segovia y más tarde a otros lugares igual de hermosos. Como es evidente, luego de escuchar la propuesta, los conmilitones, como es lógico, no dijimos ni sí ni no, todos, epatados, guardamos un candoroso y prudente silencio; a fin de cuentas da lo mismo, el que manda manda  y algunos, solo algunos, obedecemos.

También hay que decirlo, hubo un tiempo para hablar de Livinio, ya está en casa, y de Lorenzo… los dos están muy presentes en nuestros pensamientos.

Y hubo, además del buen chocolate de Gurri,  más, mucho más, en la estupenda comida de este frio y luminoso  jueves de febrero en el Club Mirasierra de Madrid, pero, el Custodio tiene un poco desgastada la memoria y para no cometer errores prefiere guardarlo en el olvido.

Nota


Como bien se ve, aunque las fotografías de la reunión en la sala virtual de Fernando  son de Gaspar, las de la comida de hoy en el Club Mirasierra es mejor que no se sepa de quién son.                                                                                                                                                                       








































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