Escribe Diego García - Loygorri
De nuevo se ha cumplido el
rito ya antiguo por el que la promoción de Areneros de 1961 se ha sentado a la
mesa para compartir amistad y camaradería.
Yo me pregunto dónde se
encuentra esa mesa y la respuesta es la siguiente: está en otra galaxia, en
otro mundo distinto del de los segundos jueves de mes. Es un mundo ya cansado que,
dormido, despierta doce veces al año para mostrarnos durante unos momentos que
en él no existe la mentira política, el rencor, la envidia, el “feminismo de
mercería” y tantas otras tristes estupideces que proliferan hoy en día.
La camaradería, la amistad, la
alegría por las alegrías de los demás, la sonrisa conmilitonera, el estrechar
la mano de los compañeros, el compartir chistes y anécdotas, los dichos
intrascendentes y, a veces, de gran profundidad, presiden siempre y amenizan
esa mesa que reúne a tan queridos representantes del espíritu de Areneros.
Han ido llegando Gaspar,
Javier, Ramiro, Uribelarrea, César, Pedro Noelle, Gurri, Oñorbe, Santiago,
Oriol, José Luis y Diego. Saludos, cervezas, vino y aceitunas han sido los
prolegómenos sentados en la terraza del Club Mirasierra, gozando de un mediodía
soleado, que obligó a bajar los toldos.
Un brillante brindis ha celebrado y reconocido la labor de José
Luis y su nuevo libro, con un aplauso de la concurrencia. Nuestro querido y
admirado cronista ha solicitado, no obstante, ser relevado de su tarea de
elaborar la crónica de este día delegando en Diego esta tarea.
El pobre Diego, consciente de
la imposibilidad de sustituirle decorosamente, se ha resistido, pero por la
presión de José Luis, de Noelle y de algún otro, ha tenido que aceptar esta misión. Diego manifiesta
que lo lamenta por los comensales.
No han faltado comentarios
sobre Ayuso y Casado que es tema de actualidad, pero con mesura. Diego comentó
que si se impide a Ayuso presidir el PP de Madrid se lo va a decir a su mujer
(la de Diego) quien va armar la de San Quintín.
Se hizo recuento de los
miembros de la promoción que optaron por el sacerdocio, quedando claro que
fueron cinco.
Pedro Oñorbe obsequió a la
concurrencia con magnífico chorizo y crujiente pan a modo de aperitivo que fue
liquidado en un visto. Se agradeció su generosa aportación al bienestar de la
concurrencia. También Gurri aportó sus habituales tabletas de chocolate de las
que cabe constatar que, por haber estado cerca de alguna fuente de calor,
hubieron de ser ingeridas con cuchara. De todas maneras fueron igualmente
finiquitadas en un santiamén. Después pisto con huevo, ensalada, costillas con
patatas (¿verdad Antonio?), salmón al horno y alguna cosa más han ayudado al
vino a complacer a la concurrencia. Postre y chupito han rematado el trabajo
para dar paso a la habitual alegre sobremesa.
El artista Gaspar cumplió con
su tarea fotográfica para plasmar en imágenes el evento.
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