lunes, 17 de agosto de 2020

DE LA COMIDA DEL 13 DE AGOSTO DE 2020

Escribe Diego García -  Loygorri

A pesar de las dificultades del momento cuatro conmilitones llevaron el espíritu de Areneros a la mensual reunión. Diego llegó el último pero lleno de deseo conmilitón tras varios meses de ausencia, por su operación de rodilla y el correspondiente confinamiento. Allí lo recibieron José Luis, Eduardo y Ramiro que, valientes o inconscientes, desafiaron las iras del virus.

Pero no estaban solos. Presidiendo la mesa estaba el espíritu de todos los que no pudisteis o no quisisteis asistir por siempre buenas razones. También el de los que nos han dejado pues viven entre nosotros.

Tras la correspondiente información sobre nuestra salud y la de nuestras familias llegó un breve turno de comentarios políticos, afortunadamente breves. Las alabanzas al gobierno fueron escasas.

Y allí cuatro jóvenes septuagenarios alegraron la mesa con anécdotas, comentarios y multitud de recuerdos de antaño.  Recuerdos de los momentos buenos y de aquellos en que nos hicieron pasar malos ratos pero que hoy los traemos a la memoria con una sonrisa en la cara y otra en el alma.

El P. Flores, el P. Martínez “bonzo”, el inefable Sanz Escorial y algún paisano más fueron traídos a colación con general jolgorio. Se me olvidó recordar al P. Garrido en Preu, cuyos chistes sin gracia alguna festejábamos con las más estruendosas carcajadas. En la próxima ocasión será.

Dado que a nuestra avanzada edad tenemos que cuidarnos y procurar no ensanchar el cinturón, tres de los concurrentes optaron por un menú suave de ensalada y pescado a la plancha. Pero Ramiro, en plenitud de facultades, se zampó un gran plato de paella y a continuación atacó con decisión un enorme trozo de secreto ibérico con abundancia de patatas fritas. Todo un ejemplo de hombría de bien.

El buen tiempo, el vino, la comida y, sobre todo la compañía nos hicieron disfrutar  una vez más del hecho de seguir compartiendo la vida que, tantos años atrás vivimos juntos.

A los postres José Luis tomó el relevo de Oñorbe en la función de recaudador de alcabalas y contribuciones con las que pagar la cuenta. Pero, con gran habilidad, tras recaudar los dineros de los otros tres, trató sin disimulo de preparar su fuga sin pagar su parte. Su aviesa intención fue inmediatamente abortada por Diego y los demás, como no podía ser de otra manera. Pero que conste en los anales.

El remate del día fue la expresión del deseo de que nos respete el virus y que pronto podamos todos volver a reunirnos sin las dificultades actuales.

Diego fue designado para redactar estas líneas.

Gracias por haberlas leído y que Mingo me perdone.

 

 Nota

Las fotografías de los asistentes a esta comida son de Gaspar y han salido del archivo, inmenso, del blog.

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