sábado, 25 de abril de 2020

DE LA REUNIÓN VIRTUAL DEL JUEVES 23 DE ABRIL DE 2020




Luego de unas horas nubladillas, al acercarse el mediodía la mañana se llenó de sol y a las doce en punto recién se abría la Sala Virtual de Ramiro, en unos segundos, las pantallas de una  decena de ordenadores estaban llenas con las imágenes limpias, elegantes y de madura belleza, de los conmilitones reunidos hoy para celebrar, simplemente, que es jueves.

Y parece un milagro, es asombroso, los conmilitones aparecen todos bien lavados, peinados, vestidos  para la ocasión, (aún resuenan los ecos de otra conversación,  ¡Qué van a pensar de mí, vamos, péinate, cámbiate la camisa y ponte  otro pantalón! ); se llena la sala  olores de otros tiempos ¿Eau d'Hermès, Agua Brava, Pour Monsieur de Chanel o Álvarez Gómez?, y, sin más, porque ya todos, incluso los algo sordos,  saben poner el “audio” y recargar el “vídeo”, un lugar en cada casa, se llena de imágenes y de ruidos.

Primero la pandemia, hay mucho que hablar de la pandemia, del dolor que ha traído y que día a día no baja y se incrementa; luego de cuánto va a durar este tan desagradable encierro; más tarde de las estúpidas  barbaridades de un gobierno lleno de prepotentes incapaces; para seguir luego comentando  la suerte que  tenemos  porque  ahora estamos en casa, sin hijos, sin nietos, solos con  aquellas jovencitas, que hace medio siglo, decidieron casarse con nosotros…

Diego nos ilustra con su saber; Ramiro vigila la entrada de la sala virtual y pone orden  con rigor como si la sala, en lugar de sala, fuera un  garito clandestino y de pro; Fernando informa sobre lo mucho malo y algo bueno de la evolución de la pandemia;  Antonio confirma la excelencia de un buen asado de cordero; Eduardo, se sabe vigilado, está todo el rato quiero y muy callado;  Pedro, el tesorero, por debajo de la mesa cuenta y recuenta monedas, bastantes de cobre, algunas de plata y ¡cuán dulce son al tacto!, dos doblones de oro; el otro Pedro, bueno, el que quiera saberlo puede hacer hablar a su fotografía, sí, a esa que siempre, en silencio,  sonríe y  que, como todas las demás, ha hecho Gaspar.

Josemari recuerda a  Ricardo y a Luis, los dos vates que, aunque  ya se han ido , entre nosotros siguen vivos y, para evitar el correr de una  lágrima, saca del bolsillo un papel y   recita dos poemas, el  primero,  algo gastado por viejo y usado,  La Mensualidad, y el segundo, con el mismo título y un romano II, del todo nuevo,  dicen así:


La Mensualidad I

José Luís Mingo grita y se cabrea,
si no le traigo versos cada més.
Y nado solo y contra la marea
y con todas las musas del través.

Hay meses, Gaspar tú no lo ves,
que me ganan las musas la pelea
y me dejan el coco del revés,
que no lo arregla ni Urivelarrea.

Pero haciendo un esfuerzo sobrehumano,
voy rimando unas rimas consonantes,
sudando mucho. Cansándome la mano.

Para que Mingo luego, tan campante,
las ubique en su blog, en un rellano,
y vuelva a pedir más. El, muy constante.

Estrambote
Un mal día, espero que distante,
le enviaré a tomar por el _ _ _.


La Mensualidad II

Un día dije, y podría ser ahora,
que Don José Luis Mingo se mosquea,
si no le aporto rimas, y a la hora,
con la puntualidad de una marea.

El verso, José Luis, es cruel pelea
en contra de una musa voladora,
que salta, brinca , ríe y corretea,
y me deja transido, allá  en la aurora.

Mas, dice Mingo, que los comilitones
están nerviosos por mor de la pandemia,
y exigen fiestas con dulces y bombones.

Y sudo y me sacudo la bohemia,
Y me pongo a rimar con dos…. riñones.
Y a José Luís le envío…. una gardenia.


abril de 2020. Año del maldito coronavirus.

Y claro, al verse muy atentamente observado, sobre todo por  Javier y José Luis,  eso sí, muy  callados, se  vuelve y, con orgullo  ofrece,  como  primicia, los retratos de Javier Herrero,  de José Luis García Calleja y de Antonio Urivelarrea,  con los que ha comenzado su Galería con  Retratos de Comilitones.

Javier Herrero
gran ingeniero
fenomenal
Y muy formal.
Construyó un túnel
sin agujero.
Era normal.
Gran ingeniero
y pinturero.
                                                           Siempre el primero.                                                        .
Sigue buscando
el agujero.
Javier Herrero
gran ingeniero.


García Calleja
gran ingeniero
fenomenal
Hizo dos puentes
atirantados,
sofisticados.
Que se cayeron
por temporal.
Por mala suerte
según dijeron.
La moraleja:
García Calleja
gran ingeniero.
fenomenal,
se caen sus puentes en temporal.

Y, aunque ausente, también tuvo lo suyo  Antonio Urivelarrea

Antonio Urive
gran arquitecto
fenomenal.
Y muy formal.
Hizo edificios
tal para cual,
muy elegantes,
impresionantes
e  importantes.
que se caían….
que estaban mal.
Por sus cimientos
Que eran de cal.
Grande es Urive,
ya es inmortal,
por sus cimientos
Que eran de cal.

Luego, Gaspar, entre fotografía y fotografía, hizo muchas, recitó  el epigrama de  Nicolás Fernández de Moratín que tantas veces nos ha concedido el favor de poderlo escuchar:

Admirose un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
"Arte diabólica es",
dijo, torciendo el mostacho,
"que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho"




Y, por si fuera poco, Gaspar, ahora de su cosecha siguió, sin parar, diciendo: y ya que estamos con Portugal y el portugués resulta que, "Jamón en portugués es presunto y en España el presunto casi siempre es chorizo".

Luego, luego…pues bueno, pasó lo que pasó;  pero  el Custodio, salvo que Gurri por inercia,  durante un rato habló a todos  en alemán,   y que los conmilitones  volveremos a reunirnos en el mismo lugar la próxima semana,  el Custodio no  recuerda más  nada. 

Ah, ese extraño milagro que es la memoria, después de terminado y doblemente revisado el  texto de esta crónica, me ha puesto ante los ojos, saliendo en una pantalla, la imagen segura, firme y preciosa de una bella señora, ¿sería doña Inés quizá?, anunciando que, “cuando se pase esto”, tendremos una comida especial en la que unas cuantas jóvenes, casi  de nuestros años, podrán comprobar si los amigos de sus maridos son de verdad  tan  guapos, tan listos y tan buenos como parece que son  en las  imágenes del zoom.


Y ahora sí,  el Custodio se despide de todos con amor.









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