Tan relevante ha sido la comida del segundo jueves de
noviembre de 2019 que este Custodio, dudando entre reseñar y dejar en el olvido
algo de lo acaecido entre el 11 de octubre y el 14 de noviembre, para no
cansar, ha optado por añadir nada a la crónica del Viaje a Burgos del mes
pasado y aludir con brevedad al homenaje a Santiago, a ese al que ahora casi
con razón llaman El Indonesio, que ha sido la comida del primer jueves
de noviembre.
Durante cuatro horas, en la mesa redonda del comedor, a la
izquierda de la que usamos habitualmente, en un día soleado, con el jardín al
lado, diez conmilitones nos hemos sentado alrededor de Santiago para escuchar
embebidos el relato apasionante de cómo el espíritu de aventura, el
conocimiento, el trabajo y la reflexión de
nuestro compañero ha transformado en su cabeza y, sobre todo, en su corazón, lo que al principio fue para él una idea de negocio,
en un proyecto vital en el que prima el desafío de aportar trabajo,
recursos y bienestar a los habitantes de
las hoy pobres islas del este de Indonesia.
Hemos viajado con Santiago
a través del gran archipiélago de las
7500 islas, escuchado sus descripciones de las gentes, el paisaje y las
costumbres en las grandes y en las pequeñas Islas Molucas, nos ha hecho
sonreír cuando ha explicado con detalle
las bondades del muy buen hotel
local que comparte en Yakarta con un
grupo muy especial de Papúes de Nueva
Guinea, ha estado a punto de instalar en nuestros pensamientos la belleza de
las tres primeras orientadoras turísticas que, como otros muchos hombres y mujeres van a
trabajar muy pronto en la estela de Santiago y, es importante recordarlo, a partir de este día, en la mesa de los
conmilitones, nuestro Indonesio, para estar siempre presente, ha puesto
la imagen tridimensional de un varano de Komodo, que siendo en realidad una
especia de lagarto que tiene entre dos y tres metros y una saliva muy venenosa, es el símbolo del proyecto de
Santiago en Indonesia.
Y se habló, como siempre que
se habla de Proyectos, de viabilidad, de marketing, plazos operaciones, inversiones, tiempo y rentabilidades,
de esas cosas de las que los conmilitones antes sabían y ahora casi han
olvidado, pero que pueden recordar y ya lo están haciendo, para ver crecer y
apoyar desde lejos lo que está haciendo en las islas
del lejano oriente Don Santiago, El Español en Indonesia y El Indonesio en España.
Y aquí, porque ya es mucho lo
que está escrito, terminar recalcando que la comida del primer jueves de
noviembre ha sido un gran homenaje, el merecido homenaje de los conmilitones a uno de
los nuestros, a Don Santiago Gil-Casares Armada.
Que ¿de qué hablaron los de la mesa buena? Pues de lo que sabían: de puras naderías; de la operación de Fernando; de coches de ayer y de ahora, de gasolina, de gasoil, de unos que hoy usan gasoil y de otros que usaban gasógeno; de unos nuevos, híbridos, que resultan buenos aunque sean tan antinaturales como los mulos; y de los eléctricos que ahora vienen y que, por o tener, ni tienen motor. Y mientras disfrutaban, hablaron todos de tecnología, ¡hasta el Mazarrasa! (que se sacó del bolsillo un mazo de folios llenos de prospectiva con los que dejó al resto del todo epatados), y todo ello entreverado con miradas furtivas, no pocos gestitos y bastantes sonrisitas, ¡nenazas! dirigidas a la otra mesa!
Otras fotografías del día 7 de noviembre
Y no es que el conmilitón que
en el escudo de armas de su Familia tiene el
escrito " Si es gratis.... ¡¡ Cueste lo que cueste !!, haya
hecho otra de las suyas, es que, aliado con las Altas Esferas, y con otros
conmilitones, hasta ocho en total, ha ocupado, okupado sí, que se dice ahora, la
mesa redonda de la esquina buena del
comedor, ha pasado dos horas largas riéndose unas veces a carcajadas y otras
con disimulo, manteniendo siempre sobre la mesa el varano Komodo,
del resto de los conmilitones, siete, que hubieron de sentarse solos, más solos
que la una, en otra mesa redonda en el centro del comedor.
Que ¿de qué hablaron los de la mesa buena? Pues de lo que sabían: de puras naderías; de la operación de Fernando; de coches de ayer y de ahora, de gasolina, de gasoil, de unos que hoy usan gasoil y de otros que usaban gasógeno; de unos nuevos, híbridos, que resultan buenos aunque sean tan antinaturales como los mulos; y de los eléctricos que ahora vienen y que, por o tener, ni tienen motor. Y mientras disfrutaban, hablaron todos de tecnología, ¡hasta el Mazarrasa! (que se sacó del bolsillo un mazo de folios llenos de prospectiva con los que dejó al resto del todo epatados), y todo ello entreverado con miradas furtivas, no pocos gestitos y bastantes sonrisitas, ¡nenazas! dirigidas a la otra mesa!
La otra mesa: siete, sí siete
conmilitones, porque al Antonio de Burgos la nieve lo ha escondido, bien avenidos, serios, educados, prudentes y bien preparados, han
conversado sobre el presente y el lejano
pasado, sobre la cazadora de Ramiro, el viaje a Burgos, la jabalina de Valdés, lo
de las dos mesas de hoy que es cosa de las
Altas Esferas, lo alto que era Guzmán, que hoy operan a Fernando, el traje de
Tudela, y todo ello sin olvidar que simultáneamente con lo anterior, Antonio, muy,
pero que muy furioso, ha inventado un grito de guerra, ¡no a las dos mesas! y
lo ha lanzado al aire muchas, muchas
veces; Gurri se ha levantado y ha ido hasta la otra mesa y, para
fastidiar, ha enseñado una tableta de chocolate suizo, la ha guardado y, coreando el ¡no a las dos mesas!, ha
vuelto a su sitio para ayudarnos a recordar; Ramiro ha dado varios gritos a favor de una sola mesa y, para compensar, a
favor de las dos mesas también; Eduardo ha
dicho que todo lo va a saber el Prelado, él se va a chivar; lo que opinan los dos Javieres queda
en privado y, para que se sepa, el Custodio no ha abierto la boca, le ha gustado el lío y ha disfrutado…
En resumen, aunque ha sido una
comida estupenda, el Custodio hace suyo el grito de Antonio, lo llevará al
notario, ¡no a las dos mesas! La experiencia de las dos mesas parece que es mejor
no continuarla, parece que todos, hasta
los que hoy se han sentado en la mesa buena, pensamos es mejor estar todos juntos en una sola mesa
aunque para enterarte de algo haya que estar muy atentos a la que salta.
Y, para terminar, decir que ha
llegado al Custodio, un curioso rumor, en alemán, que no consigue
desentrañar: al parecer uno o varios conmilitones, seguro ajenos a las Altas Esferas,
está estudiando la posibilidad de presentar
en la última comida de este año o en la primera de 2020 un ajuste pequeño pero
importante de los estatutos que rigen la convivencia de los conmilitones de
Areneros 1961.
Por supuesto, las fotografías
de esta entrada son, como siempre, de Gaspar.
Otras fotografías del día 7 de noviembre
José Luis, exacto e incisivo como siempre.
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