viernes, 13 de diciembre de 2019

DE LA COMIDA DEL 12 DE DICIEMBRE DE 2019


 
Livinio nada más comenzar  el mes  había anunciado su presencia en la comida de diciembre y desde el lunes, un día antes de que José Luis convocase a los conmilitones y a tres  días completos de la celebración de la comida del 12 de diciembre, segundo jueves del último mes de 2019, el WhatsApp era todo bullicio: Gurri que ha estado en Suiza a la busca de chocolate para el postre; Josemari,  quejumbroso, que dice que para el jueves tiene previstos otros quehaceres; Fernando que sigue sin salir de casa recuperándose; Lorenzo anuncia que este diciembre, como en noviembre, en octubre y desde antes de septiembre, estará de viaje, visitando el mundo; Javier Gros que  piensa estar bien en un rato no muy largo; Santiago que vuelve de Indonesia para estar en la comida; Luis Fernando que también viene;  Eduardo Gimeno que él no se pierde el evento; y así, como bien decía Don Mendo, hasta ciento…

Sorprendido por tanta agitación  en el WhatsApp, el Custodio ha dedicado largas horas a reflexionar sobre sus causas y posibles  consecuencias  para el futuro de la conmilitancia pero, por fortuna, aunque con esfuerzo,  ha llegado a la conclusión de que en realidad no ha pasado nada, que todo ha sido una tormenta en un vaso de agua, que hacia el futuro carece de relevancia y que, en realidad, solo ha sido una  emotiva expresión de la  alegría que produce en  los conmilitones poder vivir el momento de excepcional  libertad que es  la comida del segundo jueves de cada mes  dentro de   la ordenada y muy  disciplinada vida de obediencia a mujeres, hijas, nueras y nietas  que  sufrimos y gozamos, las dos cosas,  los conmilitones.

De la comida en sí, como siempre hay, según se mire, poco o mucho que decir, pero, para empezar y recordarlo, señalar  que, por alguna razón extraña y  sin duda también discriminación, siete conmilitones, algunos de gran estatura, inteligentes, casi jóvenes  y muy guapos  nos hemos sentado, ¡qué cosas!,  en una mesa redonda, en la mesucha  escondida en la esquina más oscura del comedor, en esa que está casi entera dentro  de la cocina; bien es verdad que también está muy cerquita de la mesa grande, esa que, por cierto,  también se encuentra  del todo alejada del ventanal y donde los otros doce conmilitones, varios también bastante guapos, muy apretaditos, han llorado la existencia de, por segundo mes consecutivo, las detestadas dos mesas.

Y no hablaremos aquí, porque es mejor no comentarlo, de la presencia en el comedor de una veintena de señores muy mayores que han resultado ser compañeros del colegio, pero un poco más jóvenes, cuatro o cinco años, que nosotros, a los que ya conocemos y con los que compartimos mantel una vez el año pasado. Aunque nuestra relación con ellos sea educada y amable,  es mejor olvidar que los hemos visto,  porque ellos son quienes, sin ninguna vergüenza, han ocupado nuestra añorada mesa.

En todo caso, de lo acontecido en la comida de hoy, sin romper secretos, diremos algo: Livinio ha hecho a todos,  con su ánimo y  su presencia en la comida, un magnífico regalo que hemos de agradecer y esperar que se repita muchas veces el próximo año,

Pedro,  nuestro el tesorero  sabio,  diserto, más en privado para unos pocos que en público para todos,  ¡por aquello de las dos mesas, ya se sabe! sobre  monedas antiguas y matronas romanas; Santiago, ¡que elixir casi celeste es el aguardiente con que, junto otros bienes nos ha regalado!,  elevó los conocimientos de algunos de nosotros sobre el buen carácter de los indonesios, su devoción por el varano, lo difícil que es  hacer realidad cualquier proyecto y  cómo, en las paradisíacas Islas Molucas, es muy peligroso  ser comunista; Ramiro y Gaspar no dejaron de maldecir, enrabietados, el ignorante e interesado  fanatismo de los augures del “Cambio Climático”; alguien habló, aunque  solo se atrevió un poco, del saber  que por ciencia infusa tiene  el más pequeño, tres años, de sus  nietos.

Y, hay que decirlo, en la comida de hoy, aunque no ha habido tertulia común de todos juntos en una sola mesa, los conmilitones  han estado más tiempo  en corrillos de pie o viajando entre las mesas conversando unos con otros para no perderse nada de cuanto se dijera en esta última comida del año 2019.  Acaso por eso en esta  comida se ha dicho mucho y se ha  hecho muy complejo, para el Custodio,  escribir esta larga crónica.

Así, hemos sabido  de los últimos y estupendos viajes de César, que al fin ha  vuelto,  por  el norte de España, Noruega y el sur de Italia; del interés, la ilusión  y también  de los temores de Antonio, que hubo de salir temprano para salvar la nevada en Somosierra en su camino de retorno a Burgos,  ante el  viaje a la matanza  que en el campo de Salamanca está preparando Mariano; en  José Luis, aunque solo durante dieciséis  segundos, renació el antiguo profesor y a tres o cuatro conmilitones, de pie, en un corrillo,  cual si fueran alumnos preguntó: ¿cuáles son los símbolos del watio, el kilogramo y la candela?, menos mal que no esperaba respuesta  y formulada la pregunta inmediatamente cambió de tema, porque de los presentes, al menos el Custodio, por no saber, ignoraba que la intensidad luminosa se midiese y  ¡en candelas!

En otro aparte, ¡que cosas pasan!, ¡el Custodio no sale de su asombro!, hasta cerca de nosotros, a nuestro lado, ocurren cosas que antes solo sucedían en el extranjero más lejano: parece que se ha puesto de moda entre nuestras  muy listas, previsoras y cuarentonas  hijas, tener  guardados sus óvulos para que en el futuro, cuando tengan tiempo, aun siendo del todo  añosas, tener hijos o, dicho de otro modo, ser al mismo tiempo “admiradas lideresas”  y  dulcísimas madres.

Mención especial merece un librito, muy bien conservado,  Efemérides del curso 1956-1957, que circuló de mano en mano y sirvió para despertar el recuerdo de un incidente, muy desagradable con un profesor, su pluma y su prepotente tontería, ocurrido cuando éramos niños y  desde entonces hasta  hoy guardado en el olvido. Y, ¡qué curioso!, ninguno de los presentes  recuerda que jamás en el colegio hubo un caso ni de  hurto ni de robo…es asombroso.

Para terminar, sirvan estas palabras como homenaje a Gurri que, Luis Fernando, Santi y Antonio, notarialmente  lo han pedido, por la calidad y cantidad excepcionales del chocolate que ha traído de Ginebra, para celebrar el final del año  2019.

FELIZ NAVIDAD 2019

QUE EL NIÑO JESÚS NOS DE LO QUE PARA CADA UNO SEA MEJOR

Y LOS REYES MAGOS, A TODOS,  NOS TRAÍGAN AMOR Y `PAZ


Como siempre, las fotografías de la comida del día 12 de diciembre de 2019, son de Gaspar.



























viernes, 15 de noviembre de 2019

DE LA COMIDA DEL 14 DE NOVIEMBRE DE 2019


Tan relevante ha sido la comida del segundo jueves de noviembre de 2019 que este Custodio, dudando entre reseñar y dejar en el olvido algo de lo acaecido entre el 11 de octubre y el 14 de noviembre, para no cansar, ha optado por añadir nada a la crónica del Viaje a Burgos del mes pasado y aludir con brevedad al homenaje a Santiago, a ese al que ahora casi con razón llaman El Indonesio, que ha sido la comida del primer jueves de noviembre.

Durante cuatro horas, en la mesa redonda del comedor, a la izquierda de la que usamos habitualmente, en un día soleado, con el jardín al lado, diez conmilitones nos hemos sentado alrededor de Santiago para escuchar embebidos el relato apasionante de cómo el espíritu de aventura, el conocimiento, el trabajo y la reflexión  de nuestro compañero ha transformado en su cabeza y, sobre todo, en su corazón,  lo que al principio fue para él una idea de negocio, en un proyecto vital en el que prima el desafío de aportar trabajo, recursos y bienestar a los habitantes  de las hoy pobres islas del este de Indonesia.

Hemos  viajado con Santiago  a través del gran archipiélago de las 7500 islas, escuchado sus descripciones de las gentes, el paisaje y las costumbres en las grandes y en las pequeñas  Islas  Molucas, nos ha hecho sonreír cuando ha explicado con detalle  las bondades del  muy buen hotel local que comparte en Yakarta  con un grupo muy especial  de Papúes de Nueva Guinea, ha estado a punto de instalar en nuestros pensamientos la belleza de las tres primeras orientadoras turísticas que, como otros  muchos hombres y mujeres van a trabajar muy pronto en la estela de Santiago y, es importante recordarlo,  a partir de este día, en la mesa de los conmilitones, nuestro Indonesio, para estar siempre presente, ha puesto la imagen tridimensional de un varano de Komodo, que siendo en realidad una especia de lagarto  que tiene entre dos y tres metros y una  saliva muy  venenosa, es el símbolo del proyecto de Santiago en Indonesia.
Y se habló, como siempre que se habla de Proyectos, de viabilidad, de marketing, plazos operaciones, inversiones, tiempo y rentabilidades, de esas cosas de las que los conmilitones antes sabían y ahora casi han olvidado, pero que pueden recordar y ya lo están haciendo, para ver crecer y apoyar  desde lejos lo que está haciendo en las islas del lejano oriente Don Santiago, El Español en Indonesia y El Indonesio en España.



Y aquí, porque ya es mucho lo que está escrito, terminar recalcando que la comida del primer jueves de noviembre ha sido un gran  homenaje, el  merecido homenaje de los conmilitones a uno de los nuestros, a Don  Santiago Gil-Casares Armada



Y no es que el conmilitón que en el escudo de armas de su Familia tiene el  escrito " Si es gratis.... ¡¡ Cueste lo que cueste !!, haya hecho otra de las suyas, es que, aliado con las Altas Esferas, y con otros conmilitones, hasta ocho en total, ha ocupado, okupado sí, que se dice ahora, la mesa redonda de la esquina buena  del comedor, ha pasado dos horas largas riéndose unas veces a carcajadas y otras con disimulo, manteniendo siempre sobre la mesa el varano Komodo, del resto de los conmilitones, siete, que hubieron de sentarse solos, más solos que la una, en otra mesa redonda en el centro del comedor.


Que ¿de qué hablaron los de la mesa buena? Pues de lo que sabían:  de puras naderías; de la operación de  Fernando; de coches de ayer y de ahora, de gasolina, de gasoil, de unos que hoy usan gasoil y de otros que usaban gasógeno; de unos nuevos, híbridos, que resultan buenos aunque sean tan antinaturales como los mulos; y  de  los  eléctricos que ahora vienen y que, por o tener, ni tienen motor. Y mientras disfrutaban, hablaron todos de tecnología, ¡hasta el Mazarrasa! (que se sacó del bolsillo un mazo de folios llenos de prospectiva con los que dejó al resto del todo  epatados), y todo ello entreverado con miradas furtivas, no pocos gestitos y  bastantes sonrisitas, ¡nenazas! dirigidas a la otra mesa!


La otra mesa: siete, sí siete conmilitones, porque al Antonio de Burgos la nieve lo ha escondido,  bien avenidos, serios, educados, prudentes y bien preparados, han conversado  sobre el presente y el lejano pasado, sobre la cazadora de Ramiro, el viaje a Burgos, la jabalina de Valdés, lo de las dos mesas de hoy  que es cosa de las Altas Esferas, lo alto que era Guzmán, que hoy operan a Fernando, el traje de Tudela, y todo ello sin olvidar que  simultáneamente con lo anterior, Antonio, muy, pero que muy furioso, ha inventado un grito de guerra, ¡no a las dos mesas! y lo ha lanzado al aire  muchas, muchas veces; Gurri se ha levantado y ha ido hasta la otra  mesa y, para fastidiar, ha enseñado una tableta de chocolate suizo, la ha guardado  y, coreando el ¡no a las dos mesas!, ha vuelto a su sitio para ayudarnos a recordar; Ramiro ha dado varios gritos  a favor de una sola mesa y, para compensar, a favor de las dos mesas también; Eduardo  ha dicho que todo lo va a saber el Prelado, él se va  a chivar; lo que opinan los dos Javieres queda en privado y, para que se sepa, el Custodio no ha abierto la boca,  le ha gustado el lío y ha disfrutado…



En resumen, aunque ha sido una comida estupenda, el Custodio hace suyo el grito de Antonio, lo llevará al notario, ¡no a las dos mesas! La experiencia de las dos mesas parece que es mejor no continuarla, parece que todos,  hasta los que hoy se han sentado en la mesa buena, pensamos  es mejor estar todos juntos en una sola mesa aunque para enterarte de algo haya que estar muy atentos a la que salta.

Y, para terminar, decir que ha llegado al  Custodio,  un curioso rumor, en alemán, que no consigue desentrañar: al parecer uno o varios conmilitones, seguro ajenos a las Altas Esferas, está estudiando la posibilidad  de presentar en la última comida de este año o en la primera de 2020 un ajuste pequeño pero importante de los estatutos que rigen la convivencia de los conmilitones de Areneros 1961.

Por supuesto, las fotografías de esta entrada son, como siempre, de Gaspar.


Otras fotografías del  día 7 de noviembre





 Y las que quedan de la comida del segundo jueves de 2019