viernes, 10 de febrero de 2017

COMIDA DEL DÍA 9 DE FEBRERO DE 2017




Excepcional, la comida del segundo jueves de febrero ha sido, como siempre y más que siempre, un acontecimiento  excepcional, digno de glosar y valioso para recordar.

Los conmilitones,  que bien vestidos, muy limpios, los rostros sonrientes y llenos de ilusión, a las dos y  media de la tarde, apenas nos dimos unos a otros la bienvenida, recibimos la primera y agradable sorpresa: una fotografía en papel que para cada uno de los asistentes había y  traído José Luis Sánchez Fernández Valderrama.




El tiempo del aperitivo fue, por la urgencia de conversar todos juntos, aunque delicioso, muy  corto: a las tres, los dieciséis conmilitones estábamos sentados alrededor de la mesa.

Primero noticias de los ausentes: Livinio Fernando y Javier están mejor y, de las operaciones en curso,  todavía esperamos  los resultados.

Enseguida, sin solución de continuidad, Santi Entrecanales, puesto en pie, ofreció beber entre todos, antes de la comida, la  botella  del aguardiente de 130 años que cada mes de enero recibe de alguien  muy secreto y misterioso. La botella  circuló por la mesa, llenó las copas y, con el donante,  brindamos  todos.

Los platos de pasta, huevos, potajes y verduras, pescados, carnes y cocido, regados  todo con vino, entre conversaciones vivas, desparecieron pronto de la mesa; antes de que llegaran los postres,  Gaspar tomó la palabra para anunciar que había llegado el momento


justo para  hablar de temas serios y se hizo el silencio: Fernando Ocáriz  es, desde enero,  nombrado  por el Papa Francisco, Prelado del Opus Dei…hay que escribirle una carta.

Un aluvión de voces llenó la mesa, todos queríamos tomar la palabra. Alguien lo consiguió primero e hizo posible  que  entre expertos, Echánove y Herrero, explicasen el sistema que el Opus Dei tiene  para la elección de su Prelado; por supuesto, en términos generales los conmilitones, aunque con algunas dudas, lo entendimos todo: llegar a Prelado es necesario,  además de otras muchas cosas,  ser muy listo y muy santo.










Con estas premisas, terminados los postres, la  discusión, amistosa y muy  bronca, se centró en el tema  crucial, en  la carta.

Javier Herrero leyó un texto: ¡muy bien, muy bien!, muchos aplausos, ¡que hermosa carta!

Pedro Oñorbe, con  voz  muy alta, leyó otra carta: ¡muy bien, muy bien! muchos aplausos, ¡esto sí que es una buena carta! 


Y se armó la de Dios es Cristo…una carta, la otra carta, una parte de cada carta, las dos cartas; ¡que no,  que no, que hay que escribir, aprovechando todo lo bueno  que tienen estas, otra carta. Al final alguien, propuso y nadie se opuso,  que el  Custodio escribiera, eso sí, con  mucho cuidado y como le diera la gana,  otro borrador de carta.

Más tarde, olvidado el café, consumido el chocolate de Gurri,  terminado el aguardiente, tratados otros temas pendientes, de esos que no se habla, pasadas las  seis, casi a  las siete de la tarde, los conmilitones, con el  deber cumplido, alegres  y muy satisfechos,  nos despedimos para volver a casa.

Nota: El pleno de conmilitones entiende que la magnífica sugerencia de Santi Gil-Casares en la comida de enero, porque fue escuchada y bien entendida por todos, ha sido un grandísimos inenarrable.

En las fotografías que tomó José Luis García Calleja para que fueran el   testimonio gráfico de la  presencia de los conmilitones en  la comida del día 9 de febrero de 2017.









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