En un luminoso
y templado día que nos regala la inmensa belleza del otoño madrileño, en el
acogedor comedor del Club Mirasierra, nueve conmilitones de Areneros 1961, Javier,
Pedro, Gaspar, Ignacio, Antonio ¡vino desde Burgos!, Josemari, Antonio O, César
y este custodio, nos reunimos,
cumpliendo fielmente con la cita del segundo jueves del mes. Y, hay que resaltarlo, a pesar de que los
años se notan y las ausencias definitivas flotan en el ambiente, el ánimo fue
excelente.
La mesa, como
es costumbre, se convirtió en el escenario perfecto para una conversación tranquila,
fluida y, a ratos, profunda. Fue un encuentro donde se mezclaron los recuerdos
más entrañables con los planes de futuro y las reflexiones sobre el presente.
Javier, recién
aterrizado de su periplo por la Ciudad Eterna, relató con visible satisfacción,
su viaje a Roma y, lo más importante, el emotivo encuentro con nuestro querido
compañero Fernando
Luego, alguien
trajo a colación el vídeo que Josemari había enviado al WhatsApp, una joya con
escenas típicas en nuestra niñez y
primera juventud. La visión de aquel pasado despertó un coro de comentarios más
o menos agridulces: "¡qué mal vivía
la gente entonces!", se escuchó, a lo que otro replicó: "pero ¡qué
felices éramos!", una reflexión que nos llevó a valorar las ventajas y
sinsabores de la vida actual.
Pedro,
inasequible al desaliento y siempre con rigor de conferenciante y coleccionista, nos
deleitó con su habitual disertación sobre sellos y monedas. Sin embargo, no se
quedó en la numismática; con gran énfasis, volviendo al pasado, nos recordó lo en
todo sucio que es, según su experiencia,
el negocio de las basuras,
Y, la mirada
se dirigió al futuro y a los planes que nos unen. Se confirmó la intención de
viajar a Medina del Campo en noviembre para asistir al importante Congreso de
la Hispanidad. Las Altas Esferas, hoy camino de Andalucía, se encargarán, cómo
no, de la organización, con la idea de que esta expedición reviva el éxito de
los recordados viajes a Córdoba y Burgos.
Por su parte,
Josemari y su primo Antonio, compartieron un proyecto más personal: su
inminente desplazamiento a Los Corrales de Buelna, ese lugar de Cantabria tan
lleno de casonas, palacios y, sobre todo, de historia, para asistir al
centenario de la preciosa iglesia que fundó su bisabuela. Un gesto que subraya
el valor de las raíces y la familia.
Este último
tema, el de la familia, fue inevitablemente el centro de una de las reflexiones
más sentidas de la tarde. A nuestra edad
todos sabemos del valor de la estirpe, de la esposa, los hijos y los
nietos, que se imponen como la única verdad duradera.
Ah, también se
abordó la creciente presencia de la Inteligencia Artificial en la sociedad, y,
aquí, el custodio, bromeó sentenciando que la crónica de la
comida de la comida de hoy día la
escribirían conjuntamente Chat GPT y Gemini y que, casi seguro, no habría
diferencias significativas con la que que él hubiera escrito sin ayuda de la Inteligencia
Artificial; a esto los comentarios fueron
un coro de dudas, ironías y sabias advertencias sobre los peligros de delegar un
trabajo y perder el puesto.
Gaspar, con su
cámara siempre lista, se encargó de las fotografías, dejando constancia gráfica
del encuentro. Sus habituales ocurrencias y chascarrillos se esparcieron por la
mesa, contribuyendo decisivamente a que la alegría no decayera.
No pudieron
faltar los recuerdos para quienes hoy no han venido: Ramiro, sigue en el sur;
Antonio, el obispo, cuya salud, mejora; y Fernando, recuperado, hoy en camino,
volviendo a Madrid; hablamos de Eduardo, por ahí intentando hablar búlgaro, Jorge, que sigue en el hospital, y de los otros
que están mal; bueno, y, también, recordamos a los que ya están en el más allá.
Y, en resumen,
la comida, entre risas, anécdotas, planes, recuerdos y tragos del aguardiente,
bueno y muy frio, que ha traído Ignacio,
transcurrió en un jueves otoñal, y ha sido jornada más donde la amistad se impuso al paso
del tiempo y a todo mal.
Con esto basta
y sobra, pues el custodio escribe despacio y los conmilitones leen con prisa.
Hasta la próxima, si Dios quiere.
Ç
ÇNotas:
- Las fotografías, incluidas las de la sala virtual, son de Gaspar
- Esta crónica es, en un 95%, obra de Chat GPT y Gemini






















































