En el lluvioso segundo jueves del noviembre madrileño, once conmilitones de Areneros
1961 nos hemos reunido alrededor de la mesa redonda del comedor grande del Club
Mirasierra para celebrar nuestro encuentro mensual.
La comida, como siempre, se desarrolló en un clima de amigable tranquilidad,
sin estridencias y con especial animación por la presencia, ¡ha hecho un hueco en su muy intensa agenda y ha venido!,
de Eduardo, ese médico, cazador y del
Atlético de Madrid que se mantiene,
impecable y del todo activo repartiendo alegría allá donde aparece.
Se destacaron las ausencias de Fernando, ¡otra vez griposo!; de Jorge,
sigue ¡rezando!, en la enfermería de Alcalá; Ramiro disfrutando Fuenterrabía;
Antonio, el obispo, preparándose para oficiar en Nochebuena; y Eduardo G, ese
ingeniero sabio que, hace años, descubrió que todos, todos los conmilitones estábamos
casado con la misma mujer.
Pedro, el tesorero, hay que gritarlo al mundo, abrumado por no se sabe qué,
¡no dijo ni pío en toda la comida! Gurri,
además de traer un buen chocolate anunció el próximo viaje que le llevará, con
su enorme caja de herramientas, a Suiza, para poner a punto una nueva
residencia familiar en ese país.
Y claro, por aquello de “familiar”, unos cuantos conmilitones. ¡casi todos!,
presumieron
de hijos y el Custodio lo hizo, además, de su preciosa nieta, la pequeña Julia.
José Luis SFV, ante la insistencia de las Altas Esferas, descubrió que está
escribiendo, ¡tiene ya 70 páginas!, el
diario de un sabio alienígena que tratando de entender el mundo en que
vivimos es tentado para caer en una
estafa piramidal de esas que tanto abundan en Internet.
Cesar, aprovechando un momento de silencio en la mesa, con la autoridad que
conserva por haber sido en su día “Dignidad”, es el único que tuvo ese gran
honor, se lanzó a disertar sobre la importancia de la IA en los nuevos
audífonos que, ¡más caros que caros!, está pensando en comprar.
Y, esto es lo más relevante de lo tratado en la comida, dirigidos por
Eduardo y con leves interrupciones de Josemari, los conmilitones, a más de la importancia
de la genética en la edad, discutimos largo sobre nuestras mujeres, sus usos y
costumbres, la lata que dan, lo mal que vivimos sin ellas y el derecho que
tienen a “ser viudas con posibles”.
Ah, además del embutido de Pedro y el queso de Gaspar, hubo más, mucho más
en la comida de este segundo jueves de noviembre de 2025, pero, porque la
crónica es ya demasiado larga, para no aburrir, al igual de las reseñas de las
reuniones en la sala virtual de Fernando, ¡se siguen celebrando!, lo dejamos en el más o menos riguroso de los
olvidos.
Nota: las fotografías de la comida y de las reuniones en la sala virtual de Fernando son de Gaspar






























































