En un día precioso, soleado y nada frio, propio del otoño madrileño, en el
comedor pequeño del Club Mirasierra, nos hemos reunido 11 conmilitones de Areneros 61 para disfrutar
juntos la comida del segundo jueves de
diciembre.
Y, para empezar, decir que, acaso por el
cansancio y los sustos acumulados en el áspero ¡y tan fugaz!, año que hemos
vivido, la última comida del año se ha desarrollado en un ambiente
especialmente tranquilo en el que por una vez se han comentado sin ninguna prisa y aceptada naturalidad las goteras, cada vez
peores, que cada día más despiadadas, acosan a todos: Pedro, el tesorero, respirando
poco, ¡callado!, encerrado en casa; el otro Pedro, el joven, comenzando a saber,
¡que disgusto!, que las medicinas son,
además de para otros, también, para él; Antonio, el obispo, tratando de reponerse,
si no lo consigue le han dicho que no llega a cardenal; Fernando vigilando en su rincón; y los otros, Livinio,
Cesar, los Antonio, el del nieto medio búlgaro, y Jorge, que en esto de las goteras destaca.
Y claro, ante tantos males, Eduardo, por
eso de la deformación profesional, para animar a los bastante asustados conmilitones, soltó algunos consejos: ¡caminad!,
¡cuando estéis enfadados, respirad!, ¡haced ejercicio!, ¡bebed agua y tomad el sol!...bueno, y más de esas que todos sabemos y no hacemos porque son una lata y ¡no nos da la
real gana!.
Afortunadamente, antes de que alguno
muriera de un soponcio, Ignacio tomó la palabra para hablar de vinos, Gaspar
soltó varios chascarrillos; Gurri contó algo sobre las muchas habas que, en su último viaje, ha visto en Suiza.
Y, el primo de Josemari justificó la ausencia del cántabro de pro porque hoy se
ha visto obligado a visitar el Palacio Real y, parece, relatar en el Salón de Columnas, varios sucedidos
a Su Majestad.
En todo caso, para terminar esta
crónica, reseñar que lo más relevante de
cuanto ha sucedido en la comida de hoy ha sido, primero, ¡cuánta alegría!, el
reparto, por Gurri y Altas Esferas de números
para la lotería de Navidad y, segundo, el espectáculo, ¡cuánta tristeza!, que
ha dado Ramiro, llorando a lágrima viva porque, dice, ¡no conoce a ningún
pederasta!, ¡no tiene amigos corruptos!, y ¡no le han llamado para ser ministro
o, al menos, alcalde o concejal!
Y, para todos:
FELIZ
NOCHEBUENA Y FELIZ NAVIDAD
Nota: las fotografías de la comida y de las reuniones virtuales son, como siempre, de Gaspar.
![]() |


































No hay comentarios:
Publicar un comentario