Los días felices no tienen historia; por ello se puede escribir muy poco sobre la
deliciosa comida que 15 conmilitones de Areneros 61 hemos celebrado en este
luminoso segundo jueves de
febrero, alrededor de una mesa cuadrada, la única ocupada, en el
comedor grande del Club Mirasierra,
Así pues, y haciendo un gran esfuerzo, solo se recogen en esta crónica algunos, pocos, retazos de los múltiples temas tratados por los conmilitones.
Para comenzar, alguien sacó a colación
las imágenes, en el chat del WhatsApp, de la visita del Generalísimo, en ¡1974!, nosotros teníamos 20
años, a Bilbao: calles llenas a rebosar, grandes aplausos, y gritos de amor al
Caudillo. Vamos, ¡la Memoria Histórica!
Enseguida, otro alguien, porque entones, viajando desde Madrid, antes
de llegar a Bilbao era frecuente parar a comer, se habló de las bondades de El
Vallés para disfrutar placer. Y claro, porque una cosa lleva a la otra, Antonio, ¡el venido de Burgos!, ante el ansia insatisfecha de tener un
nieto expresada por ¡ya sabéis quién!, muy serio, con gran fe, aconsejó al susodicho una
devota visita a Santa Casilda, la hija cristiana del sultán de Toledo, en su
santuario en Salinillas, cerca de Briviesca, en plena Bureba.
Y claro, por aquello de los
milagros, también se habló de lo terriblemente bajos que son ahora los sueldos en
España, lo difícil que es vivir para mucha gente, y la esperanza o la locura que
son, para unos, Milei, Bukele o Trump, y, para otros, el doctor Sánchez y sus, ¡resabiadas y vestiditas!, ministras.
Y, otro, este sí, gran milagro: entre el primero y el segundo plato, nadie sabe por
qué, en la mesa, se hizo un silencio, largo y atronador; un silencio tan extraño,
agresivo y sorprendente, del que todavía, pasadas muchas horas nadie tiene
explicación.
Más tarde, o entre medias, para compensar el susto terrible del silencio anterior, se dijeron
y escucharon muchas otras cosas: qué, si
el Papa cree en Dios; qué ¡pobre Fernando!, en Roma; qué el salmón bien
marinado está mejor que el ahumado; que el Funga está fastidiado; que el obispo
hoy está de sínodo; que al menos tenemos en el grupo a dos descreídos; qué ya
nadie sueña en desobedecer a su mujer; qué la media de pastillas diarias, entre
los conmilitones, este mes ha subido entre dos y tres; qué si la Inteligencia
Artificial no es inteligencia; qué el rey don Juan Carlos fue un magnífico rey;
qué, qué, qué…
Y, hay que terminar crónica, solo añadir que, en esta comida, feliz y sin
historia, hubo otras cosas que, por pereza ¡y prudencia!, el custodio, salvo recordar
los buenos chascarrillos de Gaspar, las lecciones sobre vinos de Ignacio, los intentos
vanos de Josemari tratando de explicar, por enésima vez, todos sabemos qué; y
los buenos chocolates, ¡Gurri, Fernando!, a tutiplén; y que hubo varias partidas de mús, prefiere callar.
Notas:
- Las fotografías, tanto de la comida como de las reuniones en la sala virtual, como siempre, son de Gaspar.
- El custodio, reparando un olvido de 14 años, ha subido al blog de las Bodas de Oro, http://areneros19612011.blogspot.com.es/, ¡tiene visitas!, las fotografías de los actos de aquellos días.
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