En el comedor de verano del Club Mirasierra, disfrutando de un precioso día del verano que termina, 8 conmilitones de Areneros 61 nos hemos reunido para celebrar nuestra comida mensual.
Y, es bueno comentarlo,
aunque el número de asistentes en este mes ha sido el más bajo en los diez o más años, el número exacto los
saben las Altas Esferas, de todos los septiembres que lo han precedido, todo,
todo ha sido, como siempre, igual.
El menú, complementado
con los embutidos de León y varias botellas, muy especiales, de Predicador y
Contino, aportados aquellos por Pedro, el tesorero, y estas por Ignacio, bien,
muy bien.
La
conversación, en no pocas ocasiones interrumpida por las aportaciones del Señor
de Sellos, Monedas y Conferenciante Mayor, ha versado sobre la práctica de los negocios y la filosofía de las empresas
en Asia; las dificultades de la industria de la energía; las virtudes de la
aerotermia; las excelencias de muchos vinos de todas partes; la añoranza del tirachinas como la mejor arma de los niños; algo
de los nietos; los peligros, ¡tan grandes!, de la caridad; las listas de los emperadores
romanos y de los reyes godos; el horror de convivir con mentirosos y el riesgo de hablar de más.
Y, como era
de rigor, recordar a los conmilitones ausentes, los que se reunirán la semana
próxima en Marbella, Fernando, Antonio, José Luis, Diego y Ramiro al menos; Gaspar
que sigue en Villanueva paseando por el campo y obedeciendo; Pedro el joven, no
se sabe haciendo qué; Antonio, el
obispo, parece que buscando regir un peculiar convento; César viajando; los de
siempre, incluidos Jorge y Fernando, rezando;
y, los que, sin venir a comer, desde el Cielo, nos están mirando.
Sí, ha sido una gran comida, de esas en que, con tanto bueno, lo mejor ha sido la oportunidad de estar juntos los compañeros que, hace muchos años, nos educamos, en el colegio.
Y, porque el custodio de la estupenda comida de este jueves de septiembre no es capataz de añadir más, cierra este crónica en la esperanza de volver a reunirnos y ser más en la comida de octubre, que llegará, seguro, en un pis pas.
Nota: la fotografía de la comida en el Club Mirasierra es de un desconocido que pasaba por allí; y las de las reuniones en la sala virtual de Fernando, se siguen celebrado todos los jueves, son de Gaspar.
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