viernes, 12 de marzo de 2021

DE LA “NO COMIDA” DEL 11 DE MARZO DE 2021

 

Un año, un año completo desde que José Luis, escribiendo en el WhatsApp, rompió la más querida tradición de los conmilitones de Areneros 1961. Y lo hizo con estas compungidas palabras: Me rindo. He recibido tantas presiones para suspender la comida de mañana que me he quedado sin argumentos para mantenerla. ¡QUEDA APLAZADA SINE DIE!

Sine die, ¡cuánto dolor se puede encerrar en dos palabras!, llevamos doce meses, resistiendo con el sucedáneo de la “no comida” que, eso sí, todos los jueves, reúne a los conmilitones en la sala de reuniones que, descubierta por Ramiro, cuida y administra Fernando con perseverancia y rigor.

Doce meses, ¿treinta, cuarenta, cincuenta horas en el zoom? Cuando lo piensa, este custodio se asombra de la fortaleza de los vínculos que unen a unos conmilitones, viejos y goterosos, para pasar tantas horas compartiendo recuerdos, hablando de todo y, chinchándose unos a otros, ante las nada agradables pantallas de sus teléfonos, tabletas u ordenadores.

Bien es verdad que algunos “locos”, al menos tres veces a lo largo del año, se han saltado todas las advertencias y, con el riesgo de caer en “lo peor”, en secreto, ”casi pecando”, se han reunido, comido, bebido y hasta se han tocado, en la terraza del Club Mirasierra y, gracias a ellos, el resto de los conmilitones ha conservado la esperanza de volver algún día a la mesa común,  para alegrarse juntos por la fortuna  inmensa de seguir unidos.

Pero, antes de que la añoranza del pasado y el sueño del futuro haga de esta crónica un sueño no vivido, es obligado escribir unas palabras sobre la última “no comida”, la del jueves 11 de marzo de 2021.

Sí, la “no comida” de ayer fue más o menos como siempre, con casi el mismo contenido:

  • El informe, muchas veces repetido,  de Fernando sobre la evolución de la pandemia y la esperanza en la vacuna.
  • Las repetidas peticiones que hace Javier, cuando lo permite su orgullo de abuelo, para que todos leamos sobre las felices estrategias de los jesuitas, los misterios de la física cuántica, el exotismo de India y el valor actual de la Biblia (esto lo dice para agradar a Jorge Dalda). 
  •  Los exabruptos, entre foto y foto, de Gaspar, que está explosivo. 
  • Las mal intencionadas puntualizaciones que, cada tres o cuatro minutos saca Antonio de la cartera que ha comprado a su amigo “el notario”.
  • Los progresos del Libro que muy pronto los conmilitones van a regalar a sus nietos para que, mirando los santos, vean lo guapos que están sus abuelos. 
  • Lo ordenada, ¡es un milagro! que sigue estando la cueva en que se esconde el otro Antonio para, en secreto, hablar con los conmilitones o refugiarse cuando está nevando.
  • La fiereza de Ramiro, ¡no lo puede evitar!, que salta cada siete minutos sobre el custodio y le nubla la pantalla del ordenador usando un desagradable hechizo preparado por esa gitana que se ha echado, él también, a las calladas, de amiga.
  • La presencia de los que, al decir de Jorge (él sabe), ya están en el Cielo y el recuerdo de los que ahora sufren malas o muy malas  goteras.
  • Los dichos de ese conmilitón que, prefiriendo no ser mencionado, repite semanalmente dudosos asertos (ejemplos de estos son, entre otras barbaridades, los que siguen: “Salvo con Jorge, con los curas y los gatos, pocos tratos”, “Entender a un ingeniero es más difícil que entender a una mujer, su cabeza está llena de cables de muchos colores, todos mal integrados”, y  “Lo que estaba pasando es que el público del gallinero se estaba bajando al patio de butacas”
  • Las “ocurrencias” de Josemari que hoy no incluimos aquí porque no hay espacio,  la crónica es larga y aún queda por incluir un gran  poema que “el Mazarrasa” ha pensado, declamado por dos veces y que  escrito  dice así:

 

MIS AMIGUETES DEL INTERNET.

 

Nos solemos reunir

una vez a la semana,

amigos sin porvenir

convocados por Aldana.

 

Somos unos amiguetes

ancianos y desahuciados,

de derechas y rojetes

y  ya todos jubilados.

 

Somos todos amiguetes

feos, viejos y cansados.

Altos, guapos ¡unos fletes¡

en otros tiempos pasados.

 

Nos ha costado aprender

a usar los ordenadores.

Y seguimos sin saber

las técnicas superiores.

 

Como ya dije y repito

Fernando Aldana convoca.

Y se cabrea un poquito

si no acudes. Punto en boca.

 

Fray Jorge Dalda , el más serio.

Y se lo pasa fetén,

ya que está en su Monasterio

rezando por Nos. Amén.

 

Lorenzo Espiga es doctor.

Un As entre los galenos.

Y nos mira con dolor

al ver lo mal que comemos.

 

El despacho del Oriol

es un puro disparate.

eso sí: muy Español.

Español pero un dislate.

¿Dislate?  Es de pesadilla.

Papeles hasta el pañol

tirados de silla en silla,

y siguen de sol a sol.

Al pie de una buganvilla

el despacho del Oriol.

 

Ramiro es un buen oyente

silencioso y elegante.

Muy listo pero silente.

Un busto que no es parlante.

 

Sale cuando le conviene

Oñorbe, el gran Tesorero.

Asoma y se va. Y viene

cuando cree que hay dinero.

 

José Luis García Calleja

con la frente despejada.

Es una frente compleja,

de la nuca a la papada.

 

Echánove, el gran abuelo

aparece cual Guadiana.

Pero él como un riachuelo

que no le hace caso a Aldana.

 

A Eduardo le han dejado

una vista cristalina

pues del ojo le han quitado

al menos una cortina.

 

Diego  Loigorry aparece

por la pequeña pantalla,

y su imagen se enaltece

cuando cuenta su batalla.

 

Gurri Paíno se llama

Francisco en la realidad.

Le hace la pelota a Aldana

con inmensa intensidad.

Y aunque es un buen chaval

A Suiza viaja a menudo.

¿Chocolate o Capital ?

Es un chico pistonudo.

 

Gaspar Blein, Gaspi llamado,

reportero fotográfico.

Todo está desenfocado

aunque él nos cae simpático.

 

Y si no has aparecido

en este verso tan largo,

no te des por agredido

olvidado o preterido.

Mingo me tiene medido

el espacio. Y me la cargo

si añado un solo latido.

 

Pero esto continuará

 

P.S. ¿será el siguiente Boullosa,

por mucho que Mingo grite.

o quizás Antonio Urive?

Y tu aparecerás.

Alberdi está que no vive.

Y Mingo…Que grite y se desgañite.

 

Y a otra cosa mariposa.

 

 

NOTA

Las fotografías, todas, son de Gaspar; las seis primeras de la “no comida” del 11 marzo de 2021 y el resto, del pasado lunes, sobrantes de las adornan la contraportada de la primera y magnífica edición de El Libro.

 


























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