Este jueves, con buen
calor de primavera, ha sido luminoso y el Club Mirasierra estaba precioso.
En el comedor que nos
gusta, en la mesa de siempre, estuvimos entre doce y catorce, los comensales
justos.
Y, casi todo, noticias
buenas: Santi Entrecanales, luego de cinco meses ha vuelto; está guapo y muy
delgado, viene luciendo un precioso bastón y, con razón, presumiendo: en menos
de seis meses, sin decirlo a nadie y con bastante miedo (los viejos mueren por
caídas, constipados, corazón y cáncer), se ha recuperado de los rotos que en el
fémur le hizo un suelo duro y muy desagradable. Diego, nuestro Diego, por eso
de la rodilla, luce también un bastón elegante. Javier, con un esparadrapo en
la nariz, nos descubre que a los ingenieros también se les desvían tabiques.
Solo una nube oscura, en el ambiente: el otro Santi, el Hierro, es una lata,
sigue sin poder venir, enfermo…
Pedro el Joven, muy
atildado, ha conseguido llegar a tiempo desde California mientras Lorenzo sigue
viviendo el sueño americano.
Hoy el menú es nuevo,
hay el gazpacho y eso. Eso sí, desde el principio todo bueno, cuando Gaspar,
como había prometido, puso sobre la mesa el queso, el chorizo y el aguardiente,
Santiago, ¡porque es segundo jueves ha venido, no se sabe si de Indonesia,
India o Singapur!, añadió dos envases de cristal repletos de ambrosía.
Se habló de todo,
Josemari brillante añorando a Torquemada, Diego finísimo y Goyo en su línea;
alguien, con poder suficiente, dijo que lo estaba estudiando despacio y que
“probablemente” en junio propondría al pleno los ocupantes de todos los
puestos, salvo del de Prefecto (tiene dueño), de la Fundación SAH.
Hubo más cosas,
importantes todas: Se añoró a los ausentes, se comentaron viajes y se compartieron recuerdos. Más tarde,
cuando la mayor parte de los conmilitones se había despedido, súbitamente se
animó de nuevo la tertulia: Santiago con la maestría que da el saber, explicó los objetivos del su proyecto en Asia, las
líneas directrices del plan de negocio, la situación actual y su previsible evolución
en los próximos meses; por supuesto, se habló de puertos, de barcos, de
turistas, de ayudas públicas, de los nuevos negocios, de muchos números y de dinero…Y, curiosamente, durante cerca de
dos horas, los rostros de los presentes se animaron, la conversación de los
viejos jubilados cambió de tono y el debate se hizo profesional y riguroso;
tanto que este Custodio, acaso por añoranza, pensó que estaba soñando o, para
bien, retrocedido en el tiempo.
Por una vez faltó el
chocolate, pero lo sabemos, Gurri está en Suiza para traerlo.
Y Gaspar hizo las fotos
para añadir vida a lo que ha olvidado de la gran comida de mayo este Custodio,
tan cansino.
Nota:
Durante el aperitivo y
la comida “se calentaron motores” de cara a la visita a Córdoba que, de la mano
de Luis Fernando, tendrá lugar la próxima semana y de la que se dará cuenta
profusamente en su momento.
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