viernes, 13 de noviembre de 2015

DE LA COMIDA DEL DÍA 12 DE NOVIEMBRE DE 2015

La comida del día 12, segundo jueves de noviembre,  ha sido especial:

Primero, la respuesta  de Ricardo al correo de José Luis,  “el Mensajero”, citando al evento:


Fui estudiante, fui ingeniero
fui peón, fui consejero
mas lo que alienta mas mi ilusión,
no es lo que fui, es lo que soy,
abuelo y conmilitón.

Y  si Gaspar nos trae chorizo
porque de pronto se le ocurrió,
viva la madre que le parió.

Por supuesto que voy. Besos


Más tarde, el encuentro de todos, en un día precioso, lleno de luz, en la terraza del Club; el repaso a las fotografías de los 25 años que, en papel, hizo circular Luis entre los asistentes.

Y,  como añadido a los aperitivos, los platos  de queso y  chorizo castellano que trajo Gaspar y que luego pasaron a dar vueltas por  la mesa del comedor  hasta que quedaron vacíos.

Diecisiete, quizá  dieciocho comensales, nos sentamos en la mesa grande; sonrisas amplias, ambiente cálido, como siempre una delicia.

Y hoy, antes que nunca, sin haber llegado a los postres, la primera sorpresa: “El Gaspi”  se sacó un papel del bolsillo y glosó para satisfacción de  los conmilitones  el descubrimiento de la palabra Electroencefalografista; aquí está lo que dijo:


LA PALABRA MÁS LARGA

Cuando leí el correo de Jose Calleja en donde nos daba cuenta de que la palabra mas larga de nuestro idioma es la que significa miedo al 666 y que leída reza algo así como  “hexakosioihexeconta……………fobia”, me quedé con la mosca detrás de la oreja y tras escudriñar en los archivos más recónditos de mi mente con la crudeza que me caracteriza, pero también, que duda cabe, armado de santa paciencia, la musa Terpsícore (u otra musa que se ocupe de estos temas) acudió presta en mi ayuda y encendió la luz necesaria para que pudiera rescatar la palabreja que deja en pelota viva, por su longitud, a la de José Luis.

Significa claramente “miedo enfermizo a Torquemada”, y conteniendo la incontable cantidad de letras que se quiera, es del siguiente tenor literal:

“TropecientoskosiestoyconacojonamientomasivoacompañadodecagaleracronicaenderrametotalantelaterrorificaposibilidaddesufrirlasdestructorasconsecuenciasdequeelinmisericordevirusTORQUEMADASEAPRESTAALATAQUECONTODALAPOTENCIADESPLEGADADESUSRIMAScarguecontramihumildepersonafobia”.

Más no sería justo si no reconociera que un cierto bálsamo, sosegando en parte mi temor, ha venido en mi auxilio ¡¡¡¡procedente del propio TORQUEMADA!!!! Toda vez que he leído su correo, dirigido esta misma mañana a José Luis, en el que confirmando su asistencia a esta comida, alude de forma benévola a mi persona con bellos versos, lo que contribuye a que mi estado de ánimo sea casi jovial.

¡¡Uf…!!  Por ahora parece que estoy a salvo. Por si mi hora se acerca, me encomiendo a casi toda la Corte Celestial.

Por supuesto, El Gaspi fue muy aplaudido, tanto que se puso tan nervioso que, con un movimiento asombroso, derramó el contenido de dos vasos y los restos de una botella de vino sobre ese lugar de los pantalones que, si está mojado, impide salir a cualquier lugar donde, por alguien, sea visto; curiosamente, hasta la pérdida del vino fue muy aplaudida pese a que un malicioso  aseguró que El Gaspi, cuando regresase a casa, o conseguía esconderse o lo tendría crudo.

Pensaba el  Custodio que para este jueves lo mejor se había acabado, pero, ¡que absurdo!  Solo había empezado:

Con golpes de  cuchillo, no sé si dos, tres o treinta y tres, contra la copa, Mazarrasa consiguió silencio y un vozarrón conocido declamó los  nuevos e   irritados versos de Torquemada:


Secretariado


Mi estatus amenaza Mazarrasa,
no acepta un secretario vitalicio,
duro cargo de entrega y de servicio
que obliga a trabajar, también en casa.

Quizás, por la cabeza no le pasa,
que soy persona buena y sin un vicio,
con la ciencia que no tiene un novicio,
e incapaz de meter mano en la masa.

Entroncado en los Martín Artajo,
viejo gen de ministros y de curas,
no me extraña que le importe un carajo,

a un tipo como yo, bonito y majo
relegarle por solo un cara dura,
mas como Mas, yo sigo y no me rajo.


Como es natural, el Torquemada fue calurosamente aplaudido


Apenas  los aplausos bajaron de todo y antes de que el comedor se llenara de murmullos,  “El Custodio”, envidioso, se sacó también un papel del bolsillo y  pronunció estas, tan acertadas, palabras:

Aunque trovar no es lo mío,
medio en prosa medio en verso,
a dar las gracias no me resisto.

A José Luis, el Mensajero,  que  citó,
a Gaspar, el del  par,  que  convocó
y al Torquemada,  el sin piedad, que  amenazó:
¡tontos si no venís, nenazas si faltáis!

Porque nosotros, los conmilitones,   
en secreto,  ansiosos comilones,
aquí estamos, disfrutando de lo lindo
comiendo  queso  y bebiendo  vino.

Gracias a José Luis por avisarnos
a Gaspar por invitarnos,
y a Torquemada por amenazarnos.

Gracias a los tres
por regalarnos el placer,
de teneros como amigos. 


Milagrosamente, el Custodio fue, además de jaleado, muy aplaudido.


Más tarde, mucho más tarde, uno a uno,   según  era el tiempo de permiso  que cada uno tenía,  los conmilitones, cargados de energía, cerraron la sobremesa de la comida del espléndido día que fue, para todos,  el  jueves 12 de noviembre de 2015.


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