domingo, 12 de diciembre de 2021

DE LA COMIDA DEL 9 DE DICIEMBRE DE 2021

 

En uno de esos extraños días de Madrid en que, bajo nubes obscuras, la claridad de una preciosa luz lo llena todo, doce conmilitones, doce sí, porque Javier, que era el trece, ansioso de nieto indio apareció un momento y se marchó al zoom, nos sentamos, próximos, pero sin tocarnos, en la mesa redonda, junto al ventanal de la esquina del comedor, para celebrar la última comida del año 2021.

Pedro el joven, porque en el camino, escuchando La tabernera del puerto, se había perdido, ¡qué cosas!, llegó tarde. Bien es verdad que lo hizo mejor que el amigo el notario,  ese tenía que planchar el manto y no llegó; o Lorenzo que, excavando, sigue allá lejos, en Luxor; o Fernando que, en las entrañas de un avión que lleva a California, se ha pasado medio vuelo investigando quién estaba en el aperitivo, qué platos no había en la comida o si alguien hablaba de más después del café.  

El otro Antonio, ese que juega bien al golf, disertó, aunque poco, sobre el buen sonido que, gracias a un sabio polaco, sale del viejo y precioso órgano que, porque se lo dio su padre, guarda en casa, busca, mira y, a veces, toca, a dos manos con una fruición acaso pecaminosa.

Livinio, después de sesenta y ocho años, lo hizo por segunda vez; mirando a José Luis, muy serio, en plena comida, ha implorado: ¡sóplame!, y, de la boca del aludido, porque desde Superior algo ha aprendido, en lugar  de expedir un chorro de buen de aire, ha respondido: ¿soplarte, de qué?

Josemari, durante varios minutos, eso sí, desperdigados y perdidos, ha guardado silencio, un silencio pasional y serio que el custodio llena ahora con los hermosos versos que nuestro vate dedicó a sus amigos, quizá a nosotros, entre hoy y el otro día:

 

YA ME TENEIS CON VOSOTROS

 

Ya me tenéis con vosotros.

Ya soy vuestro, todo vuestro.

Desde mi alma inmortal,

desde mi voz gutural

desde mi mente infernal

hasta mi pequeño estro.

Soy vuestro y ya no soy mío.

Forniqué mi libertad.

Perdí mi libre albedrío

en honor a la amistad.

Amistad que cada día

cambia mi mentalidad

y mi personalidad

de triste mediocridad

en apasionada orgía.

Ya me tenéis con vosotros.

Ya he logrado sacudirme

el yugo que me oprimía,

y ya he logrado arrancarme

las flechas fatales, frías,

que herían mi soledad

con triste melancolía.

Y puesto que no soy mío,

puesto que soy todo vuestro,

acogedme, consoladme,

dadme vuestro amor. Besadme

en honor a esa amistad,

que cambió mi identidad

de triste mediocridad

en apasionada orgía

de honrada sinceridad.

J.M.M.

A mis amigos.

 

Gurri estuvo amable y cariñoso, repartió chocolate y lotería;  hablo algo y, antes de darnos cuenta, se marchó veloz como el viento de la tarde, le llamaba la tercera dosis de la ¿buena? ¿mala? ¿segura? ¿insegura? y tan denostada vacuna.

Javier, cual abuelo grande, escuchó, dulce, paciente y serio, las historias, viejas de la iniciación, porque solo hubo iniciación, que contaron Josemari, Antonio y José Luis, del otro Javier, ese que también probó el imposible camino para ocupar la silla en que, al final, ahora se sienta Fernando.

Y se habló de Medjugorjedee, de Fátima, de Lourdes y de Garabandal; de  ovnis, de apariciones, de otros milagros y de lo que sobre todo  ello han visto,  piensan, creen o sueñan  los conmilitones, tanto los píos aguerridos como los casi escondidos saduceos…y alguien recordó que entre nuestros condiscípulos hay uno, primo de conmilitón, que tiene publicado un, muy docto y difundido, tratado sobre ese complejo tema que es la Armonía de la razón y la fe.

Afortunadamente, porque a los años que tenemos los conmilitones cuesta trabajo mantener la atención en un solo tema, en cualquier tema, un  aullido, bastante alto porque el dueño está bastante sordo,  del teléfono del  custodio, consiguió el milagro, ¡hay milagros!, en la mesa se hizo  el silencio. Era un WhatsApp de Santiago, el Indonesio, que sin más, leído inmediatamente en voz alta, decía así:

 

Buenas tardes Jose Luis.

Como me pediste, te envío este texto para que lo leas en alta voz, tiene más morbo,  en la comida del jueves día 9 de diciembre,  y espero que no seas tramposo y no lo leas primero para ti solo.

Empezaré con una historia: Acaba de venir un nuevo Embajador de España y comí con él; es bastante amigo del primo que he colocado de Embajador en Egipto, que mencionaba Lorenzo el otro día. Fue una comida muy agradable en la que le invité a visitar una de “nuestras” islas para que conociera de verdad lo que significa nuestro Proyecto. Y cuando se lo estaba explicando  pensé: a quienes tendría que invitar es a los que comen conmigo una vez al mes y escuchan resignados mis historietas. Y no quiero dejarlo en un piadoso pensamiento.

Tan pronto como las circunstancias lo permitan, que no son sólo económicas sino sobre todo de salud, los habituales de las comidas recibiréis una invitación del siguiente tenor aproximado:

Día 1: Salida de Madrid. Vuelo de 7 horas a Dubai. Dormir en el hotel del aeropuerto de Dubai, se sale del avión, se pasan unos controles de equipaje y a dormir

Día 2: Llegada a Singapur,  Hotel Península, también 7 horas

Días 3 y 4: Visitas en Singapur

Día 5: Vuelo a Makassar, 3 horas, la famosa base de Sandokan y los Tigres de la Malasia, ¡grande fue Salgari!, situada al sur de la sorprendente isla de Sulawesi, de soltera Célebes. Se empalma con vuelo a Selayar, 20 minutos, que es la isla de nuestro Proyecto que está más cerca de Singapur. El hotel en Selayar  no está nada mal.

Días 6 y 7: Visitas en una isla preciosa que vamos a mejorar y preparar para que sea todavía más preciosa.

Día 8: Vuelta a Singapur y disfrutar.

Día 9: Salida a Dubai y dormir, seguro muy bien, como a la ida, en el aeropuerto.

Día 10: Llegada a Madrid y descansar.

Sé que  algunos no podrán participar por motivos de salud, por ello haremos un Gran Hermano para que el que no vaya  pueda verlo todo tranquilamente desde su casita.

Bueno, pues bien, terminada la lectura un guirigay: que el hotel de  Dubai no es barato, que en Singapur solo hay trabajo y más trabajo, que en las Molucas hay mujeres que atacan, como en todas partes,  a los seres humanos; que el dragón de Santiago, aunque él lo niega,  es peligroso, ¡es un enorme y terrible lagarto!…y, lo peor, o lo mejor, ¡hay que preguntárselo a Santiago!, ¿Quién pagará los bastantes euros que cuesta ese viaje?

Claro, es verdad, fueron más, muchas más y muy interesantes, las cuestiones que se trataron en la comida y en la larga sobremesa del día 9 de diciembre de 2021 en el Club Mirasierra, pero la memoria del custodio está ya muy gastada y no tiene más remedio que dejar en el olvido lo que además hubo.  

Sin embargo, antes de cerrar esta crónica, la luz con dos recuerdos, ¡menos mal!, viene para que la pueda completar:

  • Las reuniones de todos los jueves en la sala virtual de Fernando, que siguen celebrándose,  son interesantes y están concurridas, mientras nuestro egregio conmilitón esté ocupado en investigar la evolución de la actual pandemia, las pandemias del mañana, el estado de la ciencia y el futuro del mundo, pasarán a celebrarse en la menos lujosa pero muy acogedora sala virtual de Ramiro. Y, esto también es, además de novedad, algo importante: Jorge, el P. Dalda, está preparando y pronto pronunciará una serie de homilías en las que glosará el sabio y transcendente contenido de lo tratado en las reuniones virtuales de los conmilitones de Areneros 61.
  • Y no, aunque José Luis, el de las Altas Esferas, en su convocatoria a la comida del  jueves 9 de diciembre,  había anunciado, por un involuntario error seguro,  que hoy, al contrario que en otras ocasiones sólo se tratarán asuntos intrascendentes, como bien se ve en lo escrito en esta crónica, no ha sido así, las cuestiones que se han tratado, al igual que en otras ocasiones, han sido importantes y del todo  trascendentes.

Nota:

Las fotografías, tanto las de la comida del segundo jueves de diciembre  en el Club Mirasierra como las de las reuniones virtuales, como siempre, son de Gaspar.