miércoles, 23 de junio de 2021

DON JAVIER GROS ESTER HA MUERTO

 

En la tarde de ayer, 23 de junio de 2021, en Vigo, murió don Javier Gros Ester.

Más allá de los muchos elogios que merece Javier, ahora, cuando ha llegado su momento, solo tiene sentido hacer constar que Javier, nuestro compañero, fue ante todo y sobre todo, además de un gran señor, un hombre bueno.

Y, nosotros, que conocemos a Javier desde que éramos niños, podemos y debemos decir y proclamar que nuestro compañero, a lo largo de toda su vida, hasta el final, ha sido ejemplo y paradigma de cuanto significa el saber dar y saber darse a los demás, con amor y con generosidad. 

Desde el dolor por su muerte, nosotros, sus compañeros, levantamos los ojos al Cielo, para pedir a Nuestro Señor y a la Virgen del Colegio que le concedan el gozo de vivir en el seno del Amor que perdura más allá del tiempo, del Amor Eterno.

 

Sirvan estas líneas para decir a su queridísima esposa, Blanca, a sus hijos y a sus nietos, que, con todo nuestro cariño, los acompañamos en el sentimiento

viernes, 11 de junio de 2021

DE LA COMIDA DEL 10 DE JUNIO DE 2021

 

Pues sí, luego de quince meses, los conmilitones de Areneros 61, en la terraza del Club Mirasierra, nos hemos reunido para celebrar la tradicional comida del segundo jueves de cada mes, y porque ha sido el reencuentro tras la pandemia, el día tambien ha sido del todo memorable.

Y, este custodio puede decir con alegría que, hoy, al menos por el momento, para los presentes y los ausentes, han quedado olvidadas las tres comidas, casi clandestinas, de los meses de junio, julio y agosto de 2020, cuando seis u ocho conmilitones, osados e imprudentes, en absoluta rebeldía, se reunieron para librarse en compañía del dolor de la pandemia. Y, ¡cuánta fortuna!, con la comida de hoy, las comidas virtuales, o “no comidas”, en el zoom de Fernando, que tanto han servido para atenuar cuarentenas y temores, cobran su lugar en el pasado y se reducen a ser, con el WhatsApp, tan solo, un  precioso, ligero y agradable punto de encuentro los jueves de cada semana.

Pero, bien es verdad que hoy ha habido algo muy especial que hace aún más importante el día de hoy para los conmilitones de Areneros 61: justo antes de comenzar la comida, Diego ha leído, y ha leído muy bien, el texto de una página que literalmente dice así:

A R E N E R 0S

P R O M O C I O N   1 9 6 1

UNAS CUANTAS COMIDAS Y TRES VIAJES

Tengo hoy en las manos un libro entrañable. Tiene alma y está lleno de vida. Conforman su alma las de unos jóvenes septuagenarios que un día, siendo niños, fueron depositados entre los muros del Colegio de Areneros. Aquellas paredes, aquellos grandes tránsitos pronto se llenaron de las voces alegres y los juegos de los recién llegados. Y allí, los niños de ayer, empezaron una nueva vida.

  Allí fueron creciendo y asimilando conocimientos y valores, que luego en gran parte perdurarían a lo largo de sus días. Compañerismo y amistad forjaron el espíritu de Areneros, de modo que cuando el colegio se trasladó al de Nuestra Señora del Recuerdo, Areneros se trasladó también en el corazón de aquellos jóvenes.

  Llegó el día en que cada uno hubo de emprender su propio camino, y muchos contactos se perdieron en esa etapa de sus vidas, pero algo quedó latente, como dormido como el ascua bajo la ceniza, mas vivo y a la espera de reavivarse con el reencuentro.

  Poco a poco, a partir de un pequeño núcleo, se ha ido formando este espléndido grupo de jovencísimos septuagenarios que, deseosos de dar y recibir el abrazo de sus inolvidados compañeros de antaño, hoy disfrutan mes tras mes de memorias, recuerdos y vivencias de tiempos felices y de un presente que se siente dichoso al compartir mesa y mantel con aquellos que nunca dejaron de ser amigos de una vida.

  En las hojas de este libro que hoy acaricio, en sus textos y fotografías se recoge y plasma lo mejor del espíritu conmilitonero que se revela en cada reunión y cada viaje de sus protagonistas. Comentarios, chistes, versos de poetas excelsos, alegrías y también recuerdos por los que se fueron y deseos de lo mejor para aquellos que están en dificultades, informan el espíritu que estas páginas recogen.

  Y cuando una epidemia impidió la presencia física en nuestra reunión mensual se mantuvo la comparecencia en reuniones virtuales, que dieron fe de la voluntad de pervivencia de unos lazos de camaradería que no prescriben a pesar de las dificultades.

  La comunidad de conmilitones está en deuda con unos pocos que asumieron la iniciativa y responsabilidad de editar este libro. Ojalá puedan seguir haciéndolo mucho tiempo y podamos ver incorporadas nuevas páginas reflejo de una amistad tan duradera como nuestras vidas.

  Me resulta imposible trasladar a estas pocas líneas el sentimiento profundo con el que las escribo, porque es difícil explicar con palabras algo como lo que está escrito sin palabras ni imágenes en las páginas de nuestro libro.

            Que nuestra Virgen de Areneros nos proteja a todos y nos dé una larga vida conmilitona.

            En Madrid, a 10 de junio de 2021.          

Diego García-Loygorri


Y claro, aunque después de escuchar a Diego solo quedaba guardar silencio y aplaudir y aplaudir, con la llegada de la comida, hoy estaba muy bien, se ha pasado a hablar, con  más detalles y matices, de lo que se habla siempre: de las interioridades, claras y no tan claras del futbol y de otros negocios; de la interesante programación del teatro de la Zarzuela, que esta temporada comienza con El rey que rabió, la obra de Ruperto Chapí, Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, que tantas veces vimos, en versión del P. Cobos, cuando éramos niños, sobre el escenario de Areneros; del pescado y los mariscos  que se pueden comprar en Merca Madrid, al lado de la casa de Lorenzo, en Benavente y  en las lonjas de mil lugares de Galicia, Asturias o Cantabria; de lo precioso que está el nieto medio indio  de Javier; de la ausencia de castigos físicos, no nos pegaban, en el colegio; de algunos profesores y otros  temas similares; del funeral de Antonio Montero, (asistió Javier), que, cuando fue maestrillo, el P. Montero, con nosotros se portó bien; de varios juegos de números, de esos que gustan a los ingenieros y solo saben resolver  las Altas Esferas; de lo bueno que es el chocolate suizo que ha repartido Gurri; en fin, como hemos dicho antes, se han dicho y comentado más o menos las mismas cosas, esas que  tanto nos gustan y que repetimos siempre.

En todo caso, para que no se nos olvide ni a los presentes ni a los ausentes, en esta crónica hacemos constar que la comida de hoy ha estado casi tan  concurrida como las de los mejores tiempos: Once conmilitones  sentados en la mesa de la terraza del Club  Mirasierra; más, ¡es increíble!, la gratísima  presencia  de los ausentes (Santiago en Indonesia, Eduardo en Huelva, Lorenzo en Ciudad Real, César en el antiguo Reino de Aragón, Fernando en su Marbella; Gaspar, Jorge, los  Antonios, Livinio y Javier, este en Vigo y los demás en casa; y el resto, esos que estando en el cielo siguen con nosotros: Javier, los dos Santiagos, Ricardo, Luis, Jesús, Juan María, Naso, José Luis y Pablo,

Y, para terminar, un aviso de las Altas Esferas: el jueves,  día 8 de julio, en el Club Mirasierra, Dios mediante,  volveremos a comer juntos los conmilitones de Areneros 61.

Nota: Las fotografías, como bien se ve, hoy no son de Gaspar 

 





 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y, la portada de El Libro que, tan bien, presenta Diego: